En la guerra y en el amor, todo vale, pero en las rupturas somos todavía más sanguinarios. Aunque la relación haya sido idílica, esos últimos meses pueden hacer que recordemos a nuestro/a ex como la peor persona del planeta. Da igual que antes de que se torciesen las cosas él o ella fuese la mejor pareja que hemos tenido; comprensiva, cariñosa, respetuosa, divertida… Si al final de la relación el tren se descarrila, nosotros recordaremos ese amor como un brutal accidente.
No hay reglas para el desamor, y eso se pone de manifiesto en algunas de las estrategias más crueles de las rupturas: tratar mal a tu pareja para que sea ella quien te deje y así no sentirte culpable ni responsable. ¿Te suena de algo? A Leticia sí. “Mi novio pasó de mí para que yo tomase la decisión de dejarlo”, nos confiesa la salmantina de 26 años.
Era el año en el que la joven se presentaba al examen de Médico Interno Residente (MIR) y empezó a notar cosas raras en su pareja. “En aquel momento yo tenía que estudiar mucho y solo nos veíamos los fines de semana. Yo imagino que se agobió o que dejó de estar enamorado, pero en vez de decírmelo empezó a actuar raro”, recuerda.
“No me contestaba al móvil en días. Pasaba de mí y yo lo sufrí mucho. Cuando le preguntaba me decía que era una pesada”, nos explica. “Luego salía de fiesta y yo tenía a un amigo suyo en Instagram. Tonteaba con chicas y cuando le pedía explicaciones me decía que eran amigas suyas, que yo era una celosa y que si tanto le molestaba, que ya sabía lo que tenía que hacer. Esa frase la decía mucho… «Ya sabes lo que tienes que hacer», como si me animase a dejarle. Pero aguanté mucho y ahora me arrepiento”. Finalmente, Leticia cortó con su pareja, aunque como ella reflexiona, “él me había dejado poco a poco con acciones y yo fui la que lo dejó con palabras”.
Tenemos una visión muy estereotipada de las rupturas. Por un lado, la persona dejada: víctima, mártir, herida por el puñal de su ahora expareja. Por otro lado, la persona que deja: culpable, responsable, juez y verdugo. ¿Es realista esta visión dicotómica del desamor? Por supuesto que no.
No hay un prototipo de ruptura, por eso es tan difícil decidir quién es el culpable de que una relación haya fracasado. A menudo ambas partes, pero la responsabilidad suele concentrarse en quien decide poner palabras a lo que está sucediendo y rompe la relación. Sin embargo, dejar que una relación se muera lentamente para que la otra persona se canse y decida dejarlo, es un acto de egoísmo afectivo.
¿Cómo se deja morir una relación? De muchas maneras. Ignorando a tu pareja, rompiendo los acuerdos de fidelidad o haciéndole luz de gas, como Leticia relató en su testimonio. Pero también es habitual dejar de hacer planes con tu pareja, preocuparte cada vez menos por él o ella, considerar sus hobbies u opiniones como algo aburrido, e incluso faltarle al respeto. En otras palabras, hacer de menos a la otra persona para que se sienta tan desconsolada que no le quede más remedio que cortar la relación.
Después llega el victimismo post-ruptura. Se sorprende, no se lo esperaba para nada. Para tu ex la relación era perfecta aunque estuviese agonizando. Le cuenta a todo el mundo que se ha acabado, pero enfatiza mucho en que has sido tú quién ha tomado la decisión. No “lo habéis dejado”, tú “le has dejado”. De esta forma evita sentirse culpable y sitúa la responsabilidad de la ruptura sobre tus hombros.
Sería muy cómodo pensar que tu expareja ha dejado morir la relación y se ha hecho la víctima después a propósito, pero la mayoría de las veces no es así. No somos robots y a veces es muy difícil expresar nuestras emociones. Cuando llevas años con alguien y le quieres, pero ya no estás enamorado, decirlo en voz alta y cortar no es sencillo. Por eso muchas personas tiran de la cuerda hasta que la otra persona la rompe. ¿Es cruel? Sí. ¿Es algo que nos podría pasar a cualquiera? También.
Llevas meses notando que tu pareja no actúa igual, no habla igual, no te mira igual. Ya no hacéis planes juntos, te ignora y sientes que no está enamorado, pero cuando le preguntas te dice que sigue sintiendo lo mismo. En el fondo sospechas que quiere dejarlo, pero no quiere ser el responsable de poner fin a lo vuestro. ¿Qué puedes hacer?