Hace un año que la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que el mundo estaba frente a una pandemia al constatar los altos niveles de propagación del covid-19 y su gravedad. Desde entonces, ha habido confinamientos masivos, más de 2, 6 millones de muertos y se han desarrollado vacunas seguras para frenar la infección. Para poner fin a esta crisis sanitaria global, existen 5 desafíos principales a tener en cuenta, según expertos en virología, epidemiología, ciencias sociales y pediatría consultados por Infobae.
De hecho, aún falta mucho para reconocer y contrarrestar situaciones que interfieren en alcanzar el fin de la pandemia. Los objetivos apuntan a que haya más vigilancia a las variantes del virus y equidad en las vacunas en todo el mundo, mayor atención al principio precautorio para evitar el aumento de muertes, más solidaridad y mejores condiciones para el personal sanitario y el cuidado de la infancia en la salud y la educación.
“La evolución viral no tuvo mucho impacto el año pasado”, dijo a Infobae Humberto Debat, investigador en virología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). “En cambio, este año la vigilancia de esa evolución, ha pasado a ser clave porque hay diferentes variantes del coronavirus identificadas, pero existen zonas del mundo en las que aún no se hace vigilancia. Ya sabemos que hay variantes que pueden ser más transmisibles y dar lugar a casos más severos y a más mortalidad”, agregó Debat.
A partir de diciembre pasado, con la detección de las nuevas variantes del coronavirus que preocupan, como la de Inglaterra, Sudáfrica y Brasil, los países están poniendo más presupuesto y atención a la vigilancia genómica, aunque por el momento las recomendaciones sanitarias no han variado: distanciamiento social, evitar reuniones en lugares cerrados, ventilación permanente, uso de mascarilla y lavado frecuente de manos. “El año pasado, algunos pensaban que no iban a surgir variantes de preocupación. En el último trimestre, el coronavirus nos pegó una cachetada con las nuevas variantes que ya modifican la evolución de la pandemia”, señaló el doctor Debat.
Para el futuro en cuanto a la evolución del coronavirus, el virólogo anticipó: “Podemos tener sorpresas en cualquier momento. Por eso, es necesaria la vigilancia genómica. La contribución global a la secuenciación del coronavirus es dispar en el mundo. En algunos países, aún no tienen capacidad para hacerlo y estas asimetrías pueden repercutir fuertemente en el futuro porque no sabemos qué está pasando con el virus circulante en algunas naciones. Debemos tener certeza de que nuestro kit puede detectar las variantes que están circulando, y que las vacunas sean apropiadas. El desafío hoy es ver lo que hay para desarrollar en herramientas tecnológicas para la prevención”.
Aunque el desarrollo de las vacunas fue rápido, el desafío ahora está en el acceso para toda la humanidad. La Alianza “People’s Vaccine” alertó que los países en desarrollo sufren una escasez crítica de oxígeno y suministros médicos para hacer frente a la pandemia. La mayoría de los países en desarrollo aún no han podido administrar ni una sola dosis de la vacuna, mientras que los países ricos han vacunado a su población a un ritmo de una persona por segundo durante el último mes.
Incluso se denunció que los países ricos, como Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea, están bloqueando una propuesta presentada por más de 100 países en desarrollo en el seno de la Organización Mundial del Comercio, que permitiría acabar con el monopolio de las empresas farmacéuticas y aumentar la producción de vacunas seguras y eficaces contra la covid-19.
Para Peter Hotez, decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical del Baylor College de los Estados Unidos, el desafío del acceso a las vacunas es clave. “Se necesita mejorar la equidad en el acceso a las vacunas, que se promueva la capacidad para el desarrollo y la producción de vacunas en África y América Latina, y que se fortalezca la gobernanza global de las inmunizaciones”, dijo Hotez. Sugirió que los países tienen que alentar la diplomacia de las vacunas, y combatir el “imperio anticiencia” en referencia a la enorme cantidad de desinformación que circula y que erosiona la confianza en la inmunización.
Para Daniel Feierstein, doctor en Ciencias Sociales, investigador del Conicet y profesor de la Universidad Nacional de Tres Febrero y la Universidad de Buenos Aires, “el principal desafío sigue siendo que las sociedades se consideren una comunidad y que estén dispuestas a enfrentar juntas el desafío de la pandemia sin dejar que cada quien lidie con la catástrofe como pueda. Esta última opción puede generar peligros para el conjunto de la especie. La inexistencia de una respuesta global a partir del principio precautorio, es uno de los mayores temas no resueltos”.
La buena respuesta de países como Nueva Zelanda, Australia y Noruega también fue posible “porque no hubo una oposición política boicoteando las medidas de cuidado. Todos comprendieron que luchar contra una pandemia está más allá de la disputa política coyuntural. En la Argentina, se entendió en marzo y abril. Después hubo algunos que boicotearon las medidas”, señaló a Infobae el doctor Feierstein, que en abril publicará el libro “Pandemia. Un balance social y político de la crisis del Covid-19”.
“Todos los países -independientemente de su nivel de desarrollo económico- se enfrentan al desafío de mejorar la atracción, la contratación efectiva y permanencia del personal en las diferentes áreas de salud”, sostuvo Zulma Ortiz, subdirectora del Instituto de Investigaciones Epidemiológicas de la Academia Nacional de Medicina y ex Ministra de Salud de la Provincia de Buenos Aires.
La puntualizó: “Es evidente que el salario no es la única condición de trabajo que debe mejorar para que sea decente para el personal de la salud. Se trata de cuestiones básicas, como tener un contrato y no facturar sus honorarios, acceder a formación profesional, contar con elementos de protección como las vacunas, entre otros. Se necesita que la humanización de la atención sea bidireccional y sobre todo que por un momento salgamos de la emergencia sanitaria y pensemos en las futuras generaciones de trabajadores y trabajadoras de la salud con una mirada holística, innovadora, con fuerte rectoría estatal”.
Durante el año de pandemia, los adultos del mañana también fueron afectados. El coronavirus también afecta a niñas, niños y adolescentes, y les cambió el acceso a la educación, aumentando el sedentarismo. Norma Rossato, médica pediatra y neonatóloga, editora Asociada de Archivos Argentinos de la Sociedad Argentina de Pediatría, evaluó lo que pasó en la infancia: “La falta de escolaridad no se limita a la pérdida de la instrucción. La escuela es más que eso; es socialización, contención, detección de condiciones de salud o del entorno familiar que merecen atención. La escolaridad a distancia llevó a los niños a un mayor tiempo frente a las pantallas con los potenciales riesgos que eso implica como lo es el sedentarismo y los trastornos visuales. En todos estos problemas la inequidad en el acceso a los recursos agrava los perjuicios”.
La experta en pediatría reconoció que el año de pandemia hizo que los chicos y los adultos adquirieran mejores hábitos de higiene y eso redunda en menores posibilidades de infecciones respiratorias. Pero no en todos lados hay acceso al agua potable. “La pandemia transcurre en este escenario difícil. Nos encontró poco preparados para enfrentarla. Ahora viene el desafío de este año 2021. ¿Qué podemos hacer para aportar soluciones desde donde nos toca actuar? Deberíamos facilitar el acceso al sistema de salud de quienes lo necesitan. Eso requiere de protocolos de atención para proteger a los niños y a los profesionales. Podemos mejorar la consulta a distancia, desarrollar formas de contacto con los pacientes para hacer un seguimiento de los cuidados que necesitan. Debemos alertar a las familias sobre la necesidad de un equilibrio entre el tiempo que los niños pasan ante las pantallas y el tiempo recreativo, al aire libre, con actividad física”, escribió Rossato en la revista de la Sociedad Argentina de Pediatría.