Una de las enfermedades de la piel más frecuentes con las que podemos encontrarnos en la llamada dermatitis por contacto, que surge cuando alguna sustancia química entra en contacto con la piel, provocando una reacción de picor y alergia. Existen distintas sustancias que pueden provocar esta reacción, así como diferentes consecuencias para la piel. ¿Qué es y cómo tratar la dermatitis por contacto? ¿Qué sustancias la desencadenan más frecuentemente y qué podemos hacer para evitarla?
Las dermatitis por contacto pueden aparecer como reacción de nuestra piel ante distintas sustancias, y el tipo de reacción que experimentemos también puede variar en cada persona y en cada caso. Así, podemos encontrar dermatitis por contacto irritativas, alérgicas, fototóxicas y fotoalérgicas. Hay que tener en cuenta que una misma sustancia puede provocar distintas reacciones. En general, suele parecer eccema.
En general, la dermatitis por contacto es la forma de dermatitis más frecuente, sobre todo en niños. En sus peores versiones podemos encontrar ampollas, erosiones y costras y, cuando nos encontramos con casos crónicos, a veces pueden producirse fisuras o grietas. Es frecuente también experimentar secreción, escozor, quemazón e incluso dolor.
En cuanto a la sustancias que pueden provocar este tipo de reacción, en el caso de los niños pequeños puede ser el contacto con su propia orina y heces, lo que se conoce como dermatitis del pañal. También su propia saliva puede provocar lesiones en cara y cuello. Otros irritantes a tener en cuenta en la infancia son jabones, detergentes, pinturas, disolventes, el agua, la tierra, las tizas, plantas, maderas y soluciones azucaradas.
Último, en cuanto al tratamiento principal para todas las dermatitis por contacto, lo más importante es la prevención: evitar entrar en contacto con sustancias que puedan producir este tipo de reacción. Si nos enfrentamos a una dermatitis foto inducida, es importante utilizar fotoprotección.
Cuando nos encontremos con dermatitis irritativas en las que sea imposible evitar por completo el contacto con el desencadenante de esta reacción, el utilizar pastas, cremas y otros productos de barrera protectores puede ser de gran ayuda. Una vez hayan aparecido las lesiones, en muchos casos se acude a un corticoide tópico para tratarlas. En casos graves puede ser preciso recurrir a la administración de antihistamínicos y corticoides orales, pero esta necesidad es rara en la infancia.