La dermatitis por contacto: irritativa, alérgica, fototóxica o fotoalérgica
La dermatitis por contacto o eccema ocurre como reacción de la piel ante alguna sustancia química
Existen distintos tipos de dermatitis por contacto: irritativa, alérgica, fototóxica o fotoalérgica
Una misma sustancia puede ser responsable de dermatitis por contacto por diversos mecanismos
Una de las enfermedades de la piel más frecuentes con las que podemos encontrarnos en la llamada dermatitis por contacto, que surge cuando alguna sustancia química entra en contacto con la piel, provocando una reacción de picor y alergia. Existen distintas sustancias que pueden provocar esta reacción, así como diferentes consecuencias para la piel. ¿Qué es y cómo tratar la dermatitis por contacto? ¿Qué sustancias la desencadenan más frecuentemente y qué podemos hacer para evitarla?
Dermatitis por contacto: síntomas y tratamiento
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Las dermatitis por contacto pueden aparecer como reacción de nuestra piel ante distintas sustancias, y el tipo de reacción que experimentemos también puede variar en cada persona y en cada caso. Así, podemos encontrar dermatitis por contacto irritativas, alérgicas, fototóxicas y fotoalérgicas. Hay que tener en cuenta que una misma sustancia puede provocar distintas reacciones. En general, suele parecer eccema.
- En el caso de la dermatitis por contacto irritativa, la reacción más importante es la inflamación de la piel, sin que intervengan mecanismos inmunológicos. Es frecuente, por ejemplo, que los niños sufran este tipo de reacciones, especialmente en edad lactante. En cuanto a la intensidad de esta reacción, puede variar enormemente en cada persona. En los peores casos nos encontramos con la llamada quemadura química, que constituye una dermatitis generativa muy intensa.
- El caso de la dermatitis por contacto alérgica, se trata de una reacción inflamatoria a algún alérgeno que penetra en la piel, por lo que se relaciona con nuestros mecanismos inmunológicos. Para que ocurra este tipo de reacción suele ser habitual un tiempo de exposición prolongado al alérgeno.
- El caso de la dermatitis por contacto fototóxica, se trata de una reacción irritativa o tóxica relacionada con el contacto con sustancias fotoactivas y exposición lumínica, como explica la Asociación Española de Pediatría. Como no tienen que ver con el sistema inmunológico, no requiere una sensibilización previa.
- Por último, la dermatitis por contacto fotoalérgica es provocada por una sustancia foto sensibilízante y por la exposición a radiación lumínica. En este caso sí se trata de un mecanismo inmunológico, por lo que es necesaria una sensibilización previa para que se produzcan las lesiones.
En general, la dermatitis por contacto es la forma de dermatitis más frecuente, sobre todo en niños. En sus peores versiones podemos encontrar ampollas, erosiones y costras y, cuando nos encontramos con casos crónicos, a veces pueden producirse fisuras o grietas. Es frecuente también experimentar secreción, escozor, quemazón e incluso dolor.
En cuanto a la sustancias que pueden provocar este tipo de reacción, en el caso de los niños pequeños puede ser el contacto con su propia orina y heces, lo que se conoce como dermatitis del pañal. También su propia saliva puede provocar lesiones en cara y cuello. Otros irritantes a tener en cuenta en la infancia son jabones, detergentes, pinturas, disolventes, el agua, la tierra, las tizas, plantas, maderas y soluciones azucaradas.
Último, en cuanto al tratamiento principal para todas las dermatitis por contacto, lo más importante es la prevención: evitar entrar en contacto con sustancias que puedan producir este tipo de reacción. Si nos enfrentamos a una dermatitis foto inducida, es importante utilizar fotoprotección.
Cuando nos encontremos con dermatitis irritativas en las que sea imposible evitar por completo el contacto con el desencadenante de esta reacción, el utilizar pastas, cremas y otros productos de barrera protectores puede ser de gran ayuda. Una vez hayan aparecido las lesiones, en muchos casos se acude a un corticoide tópico para tratarlas. En casos graves puede ser preciso recurrir a la administración de antihistamínicos y corticoides orales, pero esta necesidad es rara en la infancia.