La depresión, una crisis de salud global desatendida que requiere una acción unida y más fondos

Aproximadamente una de cada veinte personas vive con depresión en todo el mundo. Un nuevo estudio realizado por The Lancet junto con la Comisión de la Asociación Mundial de Psiquiatría la califica de crisis de salud global y delata la falta de atención sanitaria y financiera. Los expertos reclaman más medidas para hacer frente a esta "pandemia silenciosa" desatendida.

Uno de cada veinte adultos vive con depresión en el mundo

El estudio estima que la depresión afecta a una de cada 20 personas en el mundo. En porcentaje, el 5 % de la población adulta global vive con este trastorno, que en España se ha colado en las conversaciones sociales con más protagonismo desde que empezó la pandemia de coronavirus.

En los países de ingresos altos, dicen los expertos, aproximadamente la mitad de las personas que sufren de depresión no son diagnosticadas ni tratadas, y esto aumenta al 80-90 % en los países de ingresos bajos y medianos.

El estudio encuentra además que la pandemia de Covid-19 ha creado desafíos adicionales, ya que el aislamiento social, el duelo, la incertidumbre, las dificultades y el acceso limitado a la atención médica están afectando gravemente la salud mental de millones de personas.

En este contexto, la Comisión 'Es hora de una acción unida contra la depresión' pide esfuerzos concertados y colaborativos por parte de gobiernos, proveedores de atención médica, investigadores, personas que viven con depresión y sus familias para mejorar la atención y la prevención, llenar los vacíos de conocimiento y aumentar la conciencia para abordar una de las principales causas de sufrimiento evitable y muerte prematura en todo el mundo.

El documento ha sido elaborado por 25 expertos de 11 países que abarcan disciplinas desde la neurociencia hasta la salud global y está asesorado por personas con experiencia en depresión.

“La depresión es una crisis de salud global que exige respuestas en múltiples niveles. Esta Comisión ofrece una oportunidad importante para la acción unida para transformar los enfoques de la atención y la prevención de la salud mental a nivel mundial”, dice en un comunicado la presidenta de la Comisión, Helen Herrman.

“Invertir en la reducción de la carga de la depresión brindará a millones de personas la oportunidad de convertirse en miembros más saludables, felices y productivos de la sociedad, ayudará a fortalecer las economías nacionales y promoverá los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2030”, añade esta experta del Centro Nacional para la Excelencia en Salud Mental Juvenil y la Universidad de Melbourne, Australia.

“Sabemos que la mayoría de las personas con depresión en todas las etapas de la vida se recuperarán si obtienen el apoyo y el tratamiento adecuados. Con ciencia sólida, voluntad política y responsabilidad compartida, la depresión se puede prevenir y tratar y evitar las consecuencias potencialmente incapacitantes. Debemos empoderar a las personas con experiencia de depresión junto con familias, médicos, legisladores y la sociedad civil para abordar el tsunami de necesidades insatisfechas”, explica el coautor del estudio, Charles Reynolds, de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos.

La depresión afecta a personas de todas las condiciones

La depresión puede afectar a cualquier persona, dicen los autores del estudio independientemente de su sexo, origen, clase social o edad. El riesgo de sufrirla aumenta en entornos de adversidad, como la pobreza, la violencia, el desplazamiento y el género, la discriminación racial y otras formas de discriminación.

La depresión está relacionada con una amplia variedad de enfermedades físicas crónicas, y la salud física de una persona puede influir en su salud mental y viceversa. En el peor de los casos, la depresión puede conducir al suicidio.

Los estudios indican que entre el 70 % y el 80 % de las personas que mueren por suicidio en países de ingresos altos, y alrededor de la mitad de las personas en países de ingresos bajos y medianos, padecen enfermedades mentales, de las cuales la depresión es la causa más común.

“Posiblemente no hay otra condición de salud que sea tan común, tan onerosa, tan universal o tan tratable como la depresión, sin embargo, recibe poca atención política y recursos”, dice el profesor asociado copresidente de la Comisión, Christian Kieling, de la Universidade Federal do Rio. Grande do Sul en Brasil.

La dificultad para acceder a tratamientos psicosociales y médicos efectivos, y los altos niveles de estigma todavía impiden que muchas personas, incluida la alta proporción de adolescentes y jóvenes en riesgo o que sufren depresión, busquen la ayuda necesaria para tener vidas saludables y productivas, según el documento de The Lancet.

La Comisión enfatiza la necesidad de estrategias para toda la sociedad que reduzcan la exposición a experiencias adversas en la infancia (incluidos el abandono y el trauma) y a lo largo de la vida para reducir la prevalencia de la depresión, así como un enfoque personalizado y por etapas para la atención.

Argumentan que la depresión es una condición compleja con una diversidad de signos y síntomas, niveles de gravedad y duración a través de las culturas y el curso de la vida. “No hay dos personas que compartan la historia de vida y la constitución exactas, lo que se traduce en diferentes necesidades de ayuda, apoyo y tratamiento”, explica el profesor Vikram Patel, copresidente de la Comisión, de la Escuela de Medicina de Harvard en Estados Unidos.

El coste de la depresión

La depresión no solo tiene un costo social inmenso sino también económico. Incluso antes de la pandemia de COVID-19, la pérdida de productividad económica relacionada con la depresión le costó a la economía mundial un estimado de 1 billón de dólares estadounidenses al año, estiman los autores del informe.