El año pasado lo único que nos preocupaba por estas fechas era no gastar demasiado dinero en regalos, escoger el mejor cotillón de la ciudad y hacer hueco en el estómago para asistir a todas las cenas navideñas. En 2020 el cuento ha cambiado y la preocupación por el coronavirus nos ha hecho más selectivos socialmente.
Sabemos –al menos la mayoría– que quedar cada día con un grupo de amigos es una imprudencia. Por eso estamos valorando más el tiempo en familia de cara a estas Navidades. Protegernos es proteger a nuestros seres queridos, y si para ello tenemos que rechazar planes, lo haremos sin miramientos.
Uno de los muchos planes son las cenas sociales, típicas de las fechas navideñas. Con los compañeros del instituto o de la universidad, con los colegas de trabajo, con los amigos de tu pareja o con tu grupo de toda la vida... Cualquier excusa vale para juntarnos y compartir batallitas. Pero este año, las cenas en grupo se han vuelto un plan controvertido. En primer lugar, porque los expertos sanitarios recomiendan limitar los contactos y, en segundo lugar, porque nosotros somos los primeros en sentirnos incómodos juntándonos con tanta gente. En consecuencia, ha surgido una nueva preocupación: ¿Cómo decir que pasas de cenas sin quedar mal?
Para conocer la opinión de la población joven, hemos preguntado a varios veinteañeros por su opinión sobre las cenas navideñas en 2020, el año protagonizado por la pandemia.
Luis, de 24 años, ha decidido anular todas las celebraciones. “En Navidad me voy a ver a mis padres, y en mi ciudad de toda la vida solo tengo dos grupos de amigos. Todos hemos acordado pasar de cenas este año. Ya habrá tiempo”.
Elena, de 27 años, se encuentra entre la espada y la pared. “Mis amigos organizan una cena navideña y no quiero ir. Me da apuro decirlo, porque un chico del grupo se rajó y le metieron mucha caña. No sé qué haré al final”.
“Tengo tres cenas este año, pero con medidas de seguridad. Mascarilla todo el rato y sin tocarnos. Para una vez al año que veo a la gente a la que quiero, me da rabia perdérmelo”, confiesa Esther María, de 21 años.
Rubén, de 23 años, ha rechazado varios planes. “Mis amigos querían hacer una fiesta en casa de uno de ellos y quedarnos hasta las seis de la mañana. Yo paso. Tampoco voy a ir a las cenas porque sé que estaré nervioso luego con mi familia por si les pego algo. Este año solo hago planes al aire libre. Paseítos o terraceo”.
“Somos un grupo de 6 amigos así que sí que iré a la cena, pero todos hemos prometido no juntarnos con nadie que no sea familia los días antes”, afirma Carlos, de 29 años.
Salvador Illa, ministro de sanidad, ha decretado que está permitido viajar al lugar de residencia de allegados, es decir, personas con las que compartimos un vínculo afectivo especial pero que no son familias. Por lo tanto, visitar a nuestros amigos está legalmente permitido, siempre y cuando se respete el límite de 6 personas –10 en Nochebuena y Nochevieja–.
Pero debemos ser prudentes. Si tu quedas con dos amigos para cenar y uno de ellos ha quedado antes con varios conocidos, de los cuales alguno padecía coronavirus, la posibilidad de contagio es alta. En otras palabras, aunque limites tu vida social el riesgo de padecer la enfermedad sigue existiendo. Por eso lo ideal es quedar durante todas las Navidades con el mismo grupo de personas, evitar aglomeraciones y reducir los eventos sociales como cenas al máximo.
En el caso de quedar para cenar o tomar algo, debéis utilizar la mascarilla siempre que no estéis comiendo o bebiendo, y tener cubiertos y platos individuales. Además, lo ideal es escoger negocios hosteleros con terraza ya que la ventilación reduce las posibilidades de contagiarse.
Si tus amigos están organizando una cena navideña pero te da mucho apuro ir, sigue estas recomendaciones para afrontar la presión social: