El debate sobre una tercera dosis de la vacuna contra la covid se abre paso entre la comunidad científica. El anuncio de Pfizer-BioNTech de que será necesario otro pinchazo dentro de seis meses desde la administración del segundo no cuenta con un amplio respaldo a pesar de que países como el Reino Unido o Israel ya lo han anunciado.
Recientemente, la OMS ha abogado por aumentar la investigación científica antes de decidir si administrar, o no, una tercera dosis de la vacuna aumentar la investigación científica antes de decidir si administrar, o no, una tercera dosis de la vacuna contra el coronavirus.
Los expertos creen que hay que analizar antes si las dosis que actualmente se recomiendan para cada vacuna dejan de ser efectivas contra algunas cepas del virus y, especialmente, a la hora de prevenir las hospitalizaciones, enfermedades más graves y fallecimientos.
Se trata de determinar si al añadir una dosis adicional a la actual pauta de dos -excepto para Janssen que es de una sola dosis- se logra el objetivo de reforzar la respuesta inmune, algo que dependería de ensayos clínicos que demostrasen su eficacia y seguridad, según expertas consultadas por Efe.
Aunque muchos países están en pleno proceso de vacunación y otros apenas han comenzado a inocular la primera dosis, el debate sobre la posibilidad de una tercera inyección lleva meses encima de la mesa.
Farmacéuticas como Pfizer-BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Sinovac han comenzado a realizar estudios para evaluar esta dosis de refuerzo y hay algunos datos preliminares que la avalarían, pero organismos, gobiernos y expertos coinciden en que aún es pronto para hablar del tercer pinchazo ante la falta de una certeza manifiesta.
Pero además hay otra vertiente: la Organización Mundial de la Salud advierte del aumento de las desigualdades y de que no ayudaría a equilibrar el reparto global de dosis.
"Aún no hay evidencias de la necesidad de una tercera dosis de refuerzo en la población general", señala Isabel Sola, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), para quien es necesario hacer un seguimiento epidemiológico de reinfecciones, "lo que indicaría que la inmunidad se ha reducido lo suficiente como para no proteger".
Alternativamente, agrega, si se conocieran los correlatos de protección (los niveles mínimos de anticuerpos e inmunidad celular que protegen) habría que hacer un seguimiento de cómo evoluciona esta inmunidad después de las dos dosis para saber si todavía la vacuna es protectora o no.
Sola, inmersa en uno de los proyectos de vacuna covid española, indica que la dosis de refuerzo podría ser necesaria en personas inmunocomprometidas que no responden bien a las vacunas y en mayores, aunque "todavía no hay certeza de que sea necesaria".
La viróloga Inmaculada Casas coincide en que si fuera necesaria una dosis de refuerzo sería para aquellas personas que presenten "una respuesta baja o nula de anticuerpos posvacuna".
Casas, responsable del Laboratorio de Virus Respiratorios y Gripe del Centro Nacional de Microbiología, dependiente del Instituto de Salud Carlos III, subraya que para administrarla habría que hacer estudios poblacionales con el fin de conocer la respuesta inmune tras la pauta completa de dos dosis -en la mayoría de vacunas- y la persistencia de los anticuerpos generados a lo largo del tiempo.
Esta experta recuerda que, por el momento, las variantes del SARS-CoV-2, incluida la delta (detectada en la India), son neutralizadas por los anticuerpos generados por las vacunas aprobadas en la Unión Europea (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen).
En caso de que el virus mutara demasiado como para que los actuales preparados dejaran de proteger, apunta por su parte Sola, habría que inmunizar con uno nuevo que incorpore los cambios ocurridos en la proteína S y que proteja frente al nuevo coronavirus.
La proteína S o de la espícula es la que virus utiliza para entrar en la célula humana y las vacunas actuales están basadas en diferentes estrategias que la tienen como blanco común.
Esta ya no sería una dosis de refuerzo, sino una vacuna nueva: "Es algo similar a lo que sucede con la vacuna de la gripe, cada año se administra una diferente que proteja frente a las nuevas cepas de cada estación".
Stéphane Bancel, consejero delegado de Moderna, fue de los primeros en hablar, en mayo, de una dosis de recuerdo empezando, "desde el final del verano", con los grupos de riesgo. La compañía presentó resultados preliminares "prometedores" de su ensayo clínico.
A finales de junio, los responsables de la vacuna de Oxford y Astrazeneca dieron a conocer también datos preliminares: en los participantes con una tercera dosis los títulos de anticuerpos fueron "significativamente más altos".
Una dosis de recuerdo al menos medio año después incrementaría seis veces los anticuerpos y ofrecería una mayor inmunidad frente a las variantes alfa (detectada primero en el Reino Unido), beta (Sudáfrica) y delta, según los investigadores que no obstante señalaron la necesidad de más estudios.
Pfizer-BioNTech están llevando a cabo un ensayo para evaluar la seguridad, tolerabilidad y eficacia de una tercera dosis.
Fuentes de la compañía señalan a Efe que los datos iniciales demuestran que una dosis de refuerzo administrada 6 meses después de la segunda tiene un perfil de tolerabilidad consistente, a la vez que provoca altos títulos de neutralización contra el tipo salvaje -Wuhan- y la variante beta, que son de 5 a 10 veces más altos que tras las dos dosis primarias.
Además, el pasado miércoles divulgó que una tercera dosis puede "impulsar con fuerza" también la protección contra la variante delta.
"Este ensayo de refuerzo en curso forma parte de nuestros esfuerzos continuos para adelantarnos al virus", aseguran desde Pfizer: "creemos que una tercera dosis podría ser beneficiosa entre 6 y 12 meses después de la segunda para mantener los niveles más altos de protección".