Tras más de un año y medio de pandemia mundial por la covid19, cada vez afloran más casos del llamado covid persistente o 'long covid', esos casos de pacientes que han superado la enfermedad pero en quienes persisten uno o más síntomas en el tiempo, de forma indefinida. Esos síntomas pueden acarrear la incapacidad laboral, por la que puede solicitarse la baja ya que este covid persistente ya ha sido tipificado como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En torno al 5% o 10% de los pacientes que han padecido covid19 desarrolla síntomas persistentes tras la fase aguda. Así, se ha determinado que el Covid se considera persistente si a los tres meses de la infección aguda continúan los síntomas en múltiples órganos, fluctuantes en intensidad y localización, que se prolongan en el tiempo. Es como si la fase aguda realmente no hubiese finalizado y se prolongasen los síntomas, que pueden ir variando e incluso apareciendo síntomas nuevos.
La mayor parte de los síntomas tienen que ver con astenia o cansancio extremo y sensación de disnea, pero al contrario que el caso de las secuelas, con pruebas radiológicas y funcionales pulmonares normales. También hay pacientes que presentan caída del cabello, palpitaciones y taquicardias, dolor torácico inespecífico, persistencia de ausencia de gusto y olfato con olores y sabores fantasmas, cefalea, pérdida de memoria y concentración.
Otros, también refieren síntomas como dolores articulares y musculares, labilidad de la tensión arterial con tendencia a la hipotensión, mareos, vértigos, trastornos digestivos, febrícula o picos febriles esporádicos. Muchos también sufren frecuentemente insomnio y alteraciones del ánimo y ansiedad. Todas estas dolencias pueden persistir en el tiempo y limitar la capacidad funcional así como laboral. Además, es una enfermedad que también afecta a jóvenes y a niños.
El perfil más común del afectado por covid persistente en España apunta a las personas de 43 años de media y un 80% son mujeres. Urge que en nuestro país se cuantifique el impacto de este problema de salud pública y se adopten medidas de seguimiento e intervención asistencial.
En febrero de este año, la OMS celebró una reunión mundial con pacientes, médicos y otras partes interesadas para intentar comprender la covid persistente, trabajar en una descripción clínica consensuada y recopilar datos. La OMS incluyó entonces a la covid persistente en la guía clínica sobre la enfermedad. En enero de este año, el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias de España (CCAES) incluyó por primera vez una referencia a la covid persistente en una actualización del documento científico técnico sobre la enfermedad.
Ya hay estudios en otros países que están valorando el número de pacientes que sufren covid persistente, como en Reino unido donde hablan de una cifra que supera el millón de habitantes. En España, sin datos oficiales pero extrapolando los datos con ese 5% - 10% de personas que han superado la covid, estaríamos hablando de entre 750.000 y 1.100.000 personas que padecerían este trastorno. En nuestro país ya se ha creado una plataforma de pacientes que sufren el covid persistente, llamada Long COVID ACTS, que trabaja junto a la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Uno de los principales problemas a los que se han enfrentado los pacientes de covid persistente a la hora de solicitar su baja laboral o mantenerla en el tiempo ha sido la propia tipificación de la enfermedad. Este es un problema con el que se encuentran sobre todo, los que llevan más tiempo padeciéndola y que se contagiaron de covid19 en los primeros meses de la pandemia. Además ya han superado el año de bajo, se encuentran ante los tribunales del INSS y ante la opción de recibir una declaración de incapacidad permanente.
En muchos casos, tras haber pasado la covid19 y persistir sus síntomas, a muchos trabajadores se les da la baja por alguno de los síntomas que padece y no por la enfermedad real que sufren. Así, se firman bajas por dolor de cabeza persistente, dolor muscular, cansancio generalizado, pero no se especifica la enfermedad como covid persistente. En otros casos, el problema principal es que ni siquiera hay constancia de haber pasado la covid19 ya que hace más de un año, en los primeros compases de la pandemia, no se realizaban pruebas PCR y muchos enfermos de covid persistente no tienen una prueba diagnóstica que acredite que sufrieron la enfermedad.
Además, una de las características del covid persistente es la desaparición de los anticuerpos de la enfermedad de manera súbita, lo que hace que algunas pruebas de anticuerpos actuales den negativo en estos casos, lo que indicaría que no ha pasado la enfermedad, a pesar de haberlo hecho.
Cuando una baja laboral supera los 12 meses de duración pasa a depender del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), cuyos tribunales decidirán qué hacer con dicha baja: mantenerla, dar el alta o proponer el caso para una declaración de incapacidad permanente. En estos casos, cuando no hay pruebas diagnósticas que acrediten haber superado el covid19 o en la baja no se ha tipificado la causa real (es decir, covid persistente) los trabajadores pueden encontrar problemas para seguir tramitando dicha baja.
Aún así, desde el INSS insisten en que sus tribunales sólo valoran la posible mejoría o empeoramiento de la enfermedad o dolencia que sufre el trabajador y la capacidad o incapacidad real para ejercer su trabajo en el momento de la revisión de la baja.