Todos hemos visto comedias románticas en las que las parejas protagonistas rompen, y sabemos que cada uno decide tomar el final de su relación de una manera radicalmente distinta. Tenemos al personaje de Joseph Gordon-Levitt en ‘500 días juntos’, cuyo odio al mundo es siempre proporcional al que siente por su ex, o ‘Bridget Jones: Sobreviviré’, en el que nuestra simpática protagonista acabas, en su huida hacia adelante, siendo encarcelada en Tailandia y cantando a Madonna y, lo que es peor, casi recayendo en los brazos de su ex.
Entre Bridget y Tom hay una gama de rupturas muy amplia, pero lo cierto es que nunca es una situación fácil, ni siquiera aunque se resuelva “de mutuo acuerdo”: siempre hay tensiones, emociones y experiencias compartidas que hacen complicada la separación. Por norma general, para que sane adecuadamente, cada una de las personas debe pasar por un proceso de luto que puede abarcar sentimientos encontrados, como la ira o el agotamiento. Ahora, lo que cuesta llegar hasta ahí no está escrito.
En cualquier caso, aunque una ruptura nunca sea sencilla y, tristemente, no tenga un manual de instrucciones con el que proceder, sí hay una serie de actuaciones que, si siguen en las primeras semanas después de la ruptura, pueden ahorran muchos dolores de cabeza. Si no quieres que el final de la relación acabe contigo y con tu ex, apunta estas leyes no escritas.
Una vez has tomado la decisión de romper, debes mentalizarte de que la situación no va a ser nada sencilla. Ambos vais a sufrir, como explica la psicóloga Marina Pinilla, incluso “aunque en tu cabeza elabores un plan perfecto en el que todo sale bien y acabáis siendo amigos”. “Lo más probable”, añade, “es que durante un tiempo todo sea tenso y un poco desagradable”.
Ahora bien, hay una serie de trucos que puedes tener en cuenta para evitar discusiones y sufrimientos adicionales. Por ejemplo, aunque sabemos que no existe el 'mejor momento', escoger un día y un lugar poco transitado e íntimo, tan silencioso como sea posible, es una muy buena idea. Tampoco se recomienda acabar con la relación por mensajería o videollamada, a no ser que sea inevitable, ya que la situación se vuelve mucho más fría.
Por otro lado, como persona que está a punto de explicitar el fin de la relación, lo más recomendable es que hables tan clarito como puedas. Evita eufemismos y excusas baratas, y permítete expresarte con sinceridad y empatía. Sobre todo, busca las palabras adecuadas: si rompes porque habéis tenido algún tipo de problema sexual, no le digas “eras horrible en la cama”; lo ideal sería compartir algo parecido a “nuestros problemas sexuales han sido muy duros y ya no estoy enamorada”. Evita hacer críticas destructivas y no te pases recordando los momentos bonitos que habéis vivido juntos, para que la otra persona no vea puertas abiertas donde no las hay.
Que no debas hacerle ilusiones a tu expareja (qué es eso de dejarla en el banquillo, por si lo siguiente no sale bien), no significa que necesariamente debas desaparecer. Probablemente te sentirás culpable por estar haciendo daño a la otra persona, pero bastante peor sería continuar en una relación por pena, responsabilidad o miedo a la soledad. En ese sentido, evita también (si puedes) desaparecer del mapa por completo. Si vas a hacerlo o necesitas un tiempo sin saber de la otra persona, compártelo de antemano, para que pueda actuar sabiendo lo que ocurre. De esa forma, es mucho más fácil para los dos.
Desde luego, hay una serie de cosas que también conviene evitar a toda costa. Algunas de ellas son:
En cualquier caso, y partiendo de la tesis inicial, cada relación es totalmente distinta y, por ende, sus rupturas también lo son. Piensa en la tuya antes de terminarla y trata de acercar el mensaje a lo que sientes por esa persona. Aunque sea difícil en un primer momento, las cosas no tienen por qué acabar fatal.