"El SARS-CoV-2 no es un arma de destrucción masiva producida en un laboratorio". Así lo recalca el primer genetista de España en decodificar su genoma completo, el catedrátigo de Genética Fernando González Candelas, responsable de la Unidad Mixta de Investigación, Infección y Salud Pública de Fisabio.
"Sencillamente no es plausible esa posibilidad. La comunidad científica no tiene todavía ni el conocimiento ni la maquinaria como para introducir cambios en el genoma del virus que lo manipulen para que actúe de una determinada manera. No se sabría cómo funcionaría ese cambio, además de que los genetistas podríamos descubrirlo", ha subrayado.
Más allá, en esta misma línea ha rebatido a quienes defienden que este coronavirus podría haberse escapado por error de un laboratorio chino y de ahí haber comenzado a infectar a la población. Al contrario, existe "constancia", ha dicho, de que eso no pudo suceder porque en el laboratorio sobre el se habían vertido esas sospechas "no se estaba cultivando el SARS-CoV-2 por una sencilla razón: no se conocía su existencia".
Así lo asegura Candelas, quien ha participado en una sesión informativa sobre los bulos difundidos en torno al coronavirus SARS-CoV-2, en la que han participado genetistas y virólogos la Facultad de Medicina de la Universidad de Católica de Valencia y el Área de Investigación en Vacunas de Fisabio.
Entre ellos, además de el profesor de la UCV y responsable del Área de Investigación en Vacunas de Fisabio,Javier Díez Domingo; y el investigador del CNB-CSIC Juan García Arrianza, también ha estado el senior manager del Área de Investigación en Vacunas de Fisabio, Alejandro Orrico, quien ha dejado claro que las vacunas más esperanzadoras contra la covid-19 son seguras y se han creado siguiendo todos los pasos pertinentes que se realizan con cualquier otra vacuna. "Sin saltarse ninguno; lo único singular es que las distintas fases se han desarrollado en paralelo", ha explicado.
Defendiendo esta postura, ha definido como "falso" que las vacunas sean "inseguras porque se haya corrido demasiado en su producción", sino que ha explicado que "se ha optado por desarrollarlas en paralelo porque hay mucha necesidad de una vacuna y se ha destinado muchísima inversión para crearla".
Así, ha explicado que se empezaron a producir las diversas vacunas cuando estábamos todavía en la primera fase, corriendo el riesgo de que no sirvieran y se perdiera mucho dinero, lo que ha permitido que ahora que están todas las vacunas en fase tres, ya se disponga de millones de dosis producidas que pueden distribuirse de forma "rápida". De otro modo, "el tiempo en crearlas habría sido mucho más largo", ha expuesto Orrico.
En esta línea, el investigador valenciano ha remarcado que las vacunas salvan tres millones de vidas al año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS): "El problema que tienen las vacunas es que son víctimas de su propio éxito porque las personas no somos conscientes de su eficacia porque su protección no es perceptible para nosotros en situaciones en las que sin ella nos habríamos contagiado". Eso, ha señalado, "alimenta la sensación de que no hacen nada, pero gracias a que hay una parte muy importante de la población vacunada, como sucede con la gripe, se impide su expansión".
Por otra parte, frente a las teorías que apuntan a que no es posible que este coronavirus se haya extendido por todo el mundo de manera natural sino que ha sido introducido a la vez en distintos países, Orrico ha explicado que, "debido la globalización, un virus que surja en un pueblo perdido de cualquier rincón del mundo puede diseminarse por todo el planeta cuando la transmisión entre personas es tan fácil. No hay dudas respecto de esto".