Las misas en la fase 1 de la desescalada, en la que entrarán la mayoría de autonomías el próximo 11 de mayo, deberán ser cortas y los asistentes tendrán usar mascarillas con carácter general, no habrá contacto personal y se mantendrá manteniendo en todo momento la distancia de seguridad. Tampoco habrá distribución de objetos, libros o folletos, no se podrá tocar o besar objetos de devoción u otros objetos que habitualmente se manejen y no habrá coros. Todo ello, manteniendo un aforo del 30 por ciento, y una distancia de seguridad de al menos un metro, que deberá estar publicado en un lugar visible del templo.
Así lo refleja la orden publicada por el Ejecutivo en el Boletín Oficial del Estado (BOE), de 9 de mayo, para la flexibilización de determinadas restricciones de ámbito nacional, establecidas tras la declaración del estado de alarma en aplicación de la fase 1 del Plan para la transición hacia una nueva normalidad.
Antes de cada reunión o celebración, se deberán realizar tareas de desinfección de los espacios utilizados o que se vayan a utilizar, y durante el desarrollo de las actividades, se reiterará la desinfección de los objetos que se tocan con mayor frecuencia.
Además, se organizarán las entradas y salidas para evitar agrupaciones de personas en los accesos e inmediaciones de los lugares de culto y se pondrá a disposición del público dispensadores de geles hidroalcohólicos o desinfectantes con actividad virucida autorizados y registrados por el Ministerio de Sanidad, en todo caso en la entrada del lugar de culto, que deberán estar siempre en condiciones de uso.
Junto con ello, las abluciones rituales deberán realizarse en casa. Se facilitará en el interior de los lugares de culto la distribución de los asistentes, señalizando si fuese necesario los asientos o zonas utilizables en función del aforo permitido en cada momento.
Si el aforo máximo no estuviera claramente determinado, en los espacios con asientos individuales se establecerá una persona por asiento, debiendo respetarse la distancia mínima de un metro; en los espacios con bancos, una persona por cada metro lineal de banco; y en los espacios sin asientos, una persona por metro cuadrado de superficie reservada para los asistentes.
Además, no se podrá utilizar el exterior de los edificios ni la vía pública para la celebración de actos de culto.
La Conferencia Episcopal Española (CEE) ya ha aconsejado a los obispos que cuando se puedan retomar las misas en las iglesias, en la fase 1 de la desescalada con un 30 por ciento del aforo y en la fase 2 (a finales de mes como pronto), con un 50 por ciento del aforo, se recomiende a los fieles el uso de mascarilla "con carácter general", se ofrezca gel hidroalcohólico a la entrada y salida del templo y se distribuya la comunión en silencio y por sacerdotes jóvenes.
Así se desprende de un documento publicado el pasado 30 de abril por la Comisión Ejecutiva de la CEE y titulado 'Medidas de prevención para la celebración del culto público en los templos católicos durante la desescalada de las medidas restrictivas en tiempo de pandemia'. Cada obispo en su diócesis deberá concretar estas indicaciones.
En todo caso, mantienen su propuesta de prorrogar la dispensa de asistir a misa el domingo durante este periodo de transición y sugieren que personas vulnerables, mayores y enfermos las sigan por televisión.
También aconseja que personas responsables se encarguen de organizar el acceso de los fieles a la hora de comulgar y que, en el caso de que el sacerdote que celebre la misa sea "mayor", se establezcan "ministros extraordinarios de la Eucaristía para distribuir la comunión". Asimismo, propone que el sacerdote celebrante deberá desinfectar sus manos al empezar el canon de la misa, y los demás ministros de la comunión, antes de distribuirla.
Además, con el fin de respetar el aforo y la distancia de seguridad en el templo, la Conferencia Episcopal propone que haya unas personas encargadas de distribuir a los asistentes en los bancos. Las puertas de las iglesias permanecerán abiertas a la entrada y salida de las celebraciones para evitar que se toquen las manillas o pomos y las pilas de agua bendita continuarán vacías, según las medidas indicadas por la CEE. También a la entrada y salida, se deberá ofrecer a los fieles gel hidroalcohólico o algún desinfectante similar.