Cuando, hace cinco meses, el coronavirus entró en nuestras vidas y se decretó el estado de alarma implantamos unas medidas de higiene que, a día de hoy parece hemos olvidado. Uno de los lugares más conflictivos y donde más nos relajamos son las terrazas de los bares y las reuniones sociales, pero la mitad de los contagios que hay ahora mismo en España se producen en el ámbito familiar.
Quedamos con unos amigos, nos sentamos a la mesa y bajamos la guardia. Nos quitamos las mascarillas, no respetamos la distancia de seguridad, comemos de las mismas raciones. "Pedimos una botella y decimos: pásame el vino, pásame el agua y no nos damos cuenta de que eso es un error común", asegura el presidente de los hosteleros de Vigo, César Ballesteros. Así es como los contagios se pueden extender, en este tipo de reuniones en la que hablamos a corta distancia y nos relajamos con amigos o familiares.
En Valencia se amplía la distancia entre sillas en terrazas a un metro y medio. Eso supone una reducción del 25% de las mesas y el despido de gente. “Supone menos beneficio", dice Juan Carlos Gelabert de la asociación de Bares y Cafeterías de Valencia.
También se recomienda a los deportistas que se protejan, que se pongan la mascarilla. En la ciudad se cruzan con el resto de la gente y sus bacilos flotan en el aire. Todas las medidas ayudan y así es como podemos atajar los rebrotes.
Cuando comenzó la pandemia integramos unos estrictos protocolos de higiene en casa que, parece, también hemos olvidado. Quitarnos los zapatos al entrar, lavar la ropa que hemos usado ese día, estricta higiene de los productos de la compra... rutinas que parece hemos abandonado.
También hemos bajado la guardia en las reuniones familiares. La junta de Andalucía recomienda no compartir platos, no pasarnos botellas, o el salero, por ejemplo y sentarse siempre juntos los que sean del mismo nucleo familiar.