La pandemia del coronavirus ha dejado más de 160 000 muertos en todo el mundo. Además de estas pérdidas, los contagios en el planeta no dejan de multiplicarse y de obstruir las urgencias médicas de diferentes países. Según los últimos estudios, la enfermedad surgió durante el mes de diciembre de 2019 en Wuhan, en China. Desde entonces, el virus ha comenzado a propagarse con gran velocidad y ha dejado a su paso miles de muertos.
Al ser una enfermedad bastante nueva, los investigadores se centran ahora en descubrir cómo evoluciona, cuál es la cura de este virus y cuáles son los grupos de riesgo que se pueden ver más afectados por esta enfermedad. Uno de los países más damnificados por el coronavirus es Estados Unidos. Concretamente, allí se encuentra una de las zonas rojas que actualmente cuenta con más enfermos y muertos. En Nueva York, según los últimos estudios se han registrado más de 13 000 fallecidos por esta enfermedad.
En un principio, lo que los investigadores y médicos aseguraron cuando se encontraban estudiando la enfermedad es que un grupo de riesgo bastante alto eran todos aquellos pacientes con enfermedades pulmonares previas como el asma y el EPOC. Sin embargo, hay varios estudios que han desmentido estas informaciones y han asegurado que todas aquellas personas que sufren enfermedades pulmonares crónicas no tienen mayor riesgo que otras que no cuentan con patologías.
Una de estas últimas afirmaciones llega desde Nueva York. Allí, las autoridades estatales han detallado que tan solo el cinco por ciento de los fallecidos registrados sufrían asma. Además, estas informaciones cuadran con las declaraciones que ha ofrecido Bushra Mina, neumólogo y médico intensivo en el hospital Lenox Hill en Nueva York, en las que afirma que tanto él como su equipo no están observando muchos ingresos de pacientes con asma infectados por coronavirus.
Lo que sí que ha querido recalcar este especialista es que los grupos de población a los que más afecta el coronavirus según sus observaciones son aquellas que sufren obesidad, diabetes o enfermedades cardiovasculares.
La doctora Marina Blanco, responsable de la consulta de asma grave del Hospital Universitario A Coruña, y el doctor José Tomás Gómez Sáenz, coordinador del Grupo de Trabajo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), han señalado que "a día de hoy, no hay ningún dato" que apunte que los pacientes con patologías respiratorias crónicas, especialmente asma y EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), son más susceptibles a las infecciones víricas como el COVID-19.
Según se ha expuesto en un webinar organizado por la Semergen dentro de su plataforma online (SEMERGENVIVO), tanto el asma como la EPOC son comorbilidades infrecuentes en los pacientes hospitalizados por COVID-19. Sin embargo, como comenta al Gómez Sáenz, "en series españolas la prevalencia de enfermedades respiratorias en pacientes ingresados por COVID-19 alcanza el 12%, duplicando la de los pacientes no ingresados".
Mientras que tener asma no parece modificar el pronóstico en pacientes, la EPOC sí. "Se ha observado que la existencia previa de enfermedad pulmonar obstructiva crónica se asocia con unos peores resultados: generalmente desarrollan enfermedad más grave, tienen peor pronóstico y su índice de mortalidad es mayor", asegura Blanco, que es coordinadora del Área de Asma de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).
Como resalta Blanco, "los pacientes con asma o EPOC, si tienen síntomas o agudizaciones de estas enfermedades, a pesar de estar utilizando su tratamiento de base habitual, deben consultar al médico para ajustar la dosis o seguir el plan de acción en aquellos casos que dispongan de él". Si esto no es posible, deben seguir las instrucciones que le dio su médico cuando tuvieron otra crisis (plan de acción) y estar pendientes de reconocer y controlar los síntomas cuando aparezcan.
Tanto los pacientes de asma como de EPOC que sufren un empeoramiento agudo de sus síntomas deben utilizar medicación de rescate (broncodilatadores de acción corta), junto con las medidas específicas para cada enfermedad. Estos pacientes que experimenten un empeoramiento deben tener un control telefónico por su médico de familia en 48 o 72 horas para valorar evolución.
Por su parte, la catedrática de la Universidad de Harvard y directora del Programa de De Sensibilización a Fármacos del Brigham and Women's Hospital de Boston (Estados Unidos), Mariana Castells, ha asegurado que, según estudios realizado en China, las alergias y el asma no son factores de riesgo o agravantes de la infección por el nuevo coronavirus.
"Los síntomas de la alergia no incluyen fiebre y normalmente responden a antihistamínicos. Además, la tos está directamente vinculada con episodios de asma para lo que se aplican inhaladores antinflamatorios o broncodilatadores. Según las últimas investigaciones de China y Corea, las alergias, en general, y el asma, la urticaria, las alergias alimenticias y anafilaxis no son factores de riesgo o agravantes para la infección por COVID-19", ha comentado la también consejera de la Fundación Gadea.