La pandemia de gripe española de 1918 mató a más de 25 millones de personas. Sin embargo, fue una catástrofe olvidada que azotó al mundo durante un año; después no hemos parado de sufrir los ataques de los virus, esos seres "no vivos", pero lo suficientemente letales para enfrentarnos a nuestra vulnerabilidad, como lo está haciendo el Covid-19. Llegan catapulteados desde cerdos, aves, murciélagos hasta nosotros para usarnos como reservorios ideales y nos infectan "efizcamente" con consecuencias muchas veces letales.
"Tendemos a pensar que somos los amos del planeta. Pero los virus estaban antes, y si algún día los humanos nos extinguimos, los virus seguirán aquí. Parece que porque son tan simples son frágiles y fáciles de controlar, pero no es así", asegura Salvador Macip, investigador en la Universidad de Leicester.
"Los virus son las entidades biológicas infecciosas más pequeñas conocidas. Solo llevan a cabo la función vital de reproducción. Como parásitos intracelulares estrictos carecen de metabolismo propio y necesitan una célula para autorreplicarse, en vida libre no sobreviven, lo que hace que muchísimos virus sean gérmenes patógenos en sus hospedadores; en el caso del coronavirus eran los murciélagos y ahora somos nosotros, los seres humanos", explica este médico genetista, autor del superventas 'Las grandes epidemias modernas' (Ediciones Destino)
Tenemos inteligencia artificial, nanorobots, internet, naves espaciales y trasplantes de órganos y a pesar de eso o con todo eso, un ser no vivo, microscópico, puede matar a millones de seres humanos enfrentándonos a nuestra vulnerabilidad y acabar de un soplo con la autoestima del homo sapiens.
"No son seres vivos, están en la frontera entre lo orgánico y lo vivo; son entidades que fuera de la célula, pues es un complejo de proteínas que cuando infectan una célula 'secuestran" la vida de esta célula para su propia replicación", así explica la definición de virus José A. López Guerrero, investigador y profesor de microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid, que reconoce que "para no ser un ser vivo" se comporta como un "estratega bélico muy hábil".
La propia simplicidad de su estructura es probablemente su mayor blindaje y lo que hace tan complicado luchar contra ellos, que siempre vuelven a repetirse con diferentes caras. Así lo argumenta Macip: "Los virus son organismos muy simples y esto limita los puntos débiles que tienen. En cambio, las bacterias son más complejas y tenemos antibióticos bastante efectivos contra la gran mayoría. Por otro lado, el hecho que algunos virus cambien tanto hace que no se pueda diseñar una buena vacuna, porque no hay una diana estable."
Los científicos sabían de la letalidad de los virus y de las posibilidades de que una pandemia volviera a atacar a los seres humanos. Lo sabían también los escritores de ciencia ficción que han publicado cientos de libros sobre el tema y sin embargo, nos encontró desprotegidos. "Hemos tenido señales de otros brotes como el SARS, en 2002, 2003, el de la gripe aviar, que amenaza con pasarse y extenderse entre humanos, el H5N1, y que -advierte el investigador José A. López Guerrrero, si eso ocurre "podemos estar hablando de millones de muertos".
Sin embargo, a pesar de la cíclica amenaza de los virus y de las cifras de fallecidos que siempre arrastran consigo, el coronavirus ya ha matado a más de 200.000 personas, los científicos no creen que seamos la humanidad de 1918. "Ahora podemos crear vacunas o buscar antivirales, y usar técnicas modernas para tratar a los enfermos graves. No teníamos nada de esto hace un siglo. Estamos bastante bien preparados", tranquiliza Salvador Macip. "Una ventaja es que ahora la comunicación es mucho mayor. La información fluye de manera muy rápida y enseguida sabemos lo que está pasando en la otra punta del globo. Esto ayuda mucho también a la comunicación entre científicos."
Coincide el microbiólogo de la UAM en que "seguramente una gripe española ahora en el siglo XXI no habría alcanzado esa mortalidad algo hemos aprendido y algo más preparado estamos, aún así los patógenos seguirán interaccionando con nosotros hasta que los controlemos. No han pasado tres meses del covid y ya sabemos cómo infecta, su ciclo viral, y estamos hablando de su tratamiento y de vacunas, algo impensable en el siglo pasado."
López Guerrero, autor de 'Virus, ni vivos ni muertos' (Edit. Almuzara), considera que todas las pandemias que hemos vividos, en el siglo XX y en el XXI, donde ya llevamos cinco "tendrían que habernos puesto sobreaviso, quizá podríamos haber estado un poco más atentos y prevenidos con mejores condiciones sanitarias, de vigilancia epidemiológicas, pero admite que el coronavirus "ha sido un estratega bélico muy hábil para no ser un ser vivo, este virus al contrario de los anteriores "ha aprendido a pasar desapercibido transmitiéndose entre personas asintomáticas por lo que cuando saltaron las alarmas de focos ya estaba diseminado libremente por muchos países".
Sobre si podríamos haber evitado esta epidemia de coronavirus, evitarla de alguna manera, ambos investigadores coinciden en que "no se pueden prevenir" y su diagnóstico es difícil, porque sus síntomas se camuflan obstaculizando una detección inmediata.
"Por naturaleza son así, cambian constantemente."(..) "Es difícil reconocer una enfermedad nueva, sobre todo si tiene síntomas que se parecen a otras enfermedades. Hasta cierto punto es comprensible que se tarde a diagnosticar. También influye que algunos gobiernos son menos transparentes con los datos e intentan disimular estos problemas", subraya Macip aludiendo a los sospechas de que China ocultó la fecha real de la aparición del Covid-19 y de los contagios en su población.
Añade el profesor José A. López que "los países han ido actuando a medida que han ido viendo la necesidad y solo cuando China, Italia, España nos hemos visto inmersos en esta locura pandémica, otros países han podido reaccionar un poquito antes, pero hay que tener en cuenta que paralizar un país y condenarlo a una recesión económica tan dramática como la que vamos a tener sin estar claramente seguros es una decisión muy dura".
"Hay muchos factores que están influyendo en la reemergencia de los virus: El cambio climático es uno de ellos; la capacidad el hombre para dar la vuelta al mundo y trasladarse de forma global tan rápidamente, invadir ecosistemas donde antes no habíamos estado y entrar en contacto con animales que están en equilibrio con virus. Estos pueden saltar a nosotros y nos convierten en una especie de culo de saco, donde el virus puede ser muy virulento en nuestro cuerpo."
"También, en el caso de coronavirus, en la zona del sureste asiático, donde hay tráfico de animales salvajes que muchas veces acaban en la cadena alimenticia, en mercados sin ningún control entramos en contactos con estos animales que muchos de ellos tienen virus macerando, mutando y que saltan a nuestra especie".
"Los científicos llevan mucho tiempo advirtiendo de este riesgo, pero es cierto que la población general y los políticos no estaban al caso. Esta fue una de las motivaciones para escribir la primera versión de 'Las grandes epidemias modernas' hace diez años. Y por eso sigue siendo vigente: hay un gran desconocimiento del mundo de los microorganismos, y la situación actual demuestra que esto es algo que no nos podemos permitir", subraya Salvador Macip
"La comunidad científica está aportando datos que los gobernantes tendrían que asumir y muchas veces no se da el caso. Para colmo, muchos de ellos consideran que la Ciencia es el último bien que hay que apoyar en un país. En España desde la crisis de 2008 se han ido retirando inversión pública a la investigación y la Sanidad y así nos va. Ahora mismo la Ciencia sigue parada para todo lo que no sea la Covid-19, porque parece ser que no es necesario investigar en cáncer, otros virus, en neuropatologías."
Una cosa es segura: Las pandemias son un hecho real, no una fantasía o una premonición, aunque las palabras de José A. López suenen a eso. Se sabe que habrá otras, sin fecha determinada, ni origen, porque los virus están ahí en los animales a los que cada día invadimos y destruimos sus ecosistemas; bajo el permafrost de las zonas congeladas del planeta. ¿Cuándo llegará la próxima pandemia, cuán letales serán? ¿Sobreviviremos los seres humanos?
"Habrá nuevas pandemias, no sabemos cómo serán, si peores o mejores. La gripe española fue tremenda, el sida fue tremendo, el ébola también Debemos estar preparados para saltos interespecies, para este cambio climático, cuando se empiecen a descongelar los cadáveres que hay en permafrost, ahí será otra cambio importante en los escosistemas. Hay que pensar que dentro de 30 años seremos cerca de 10.000 millones de seres vivos o más y la Tierra es finita y limitada por lo tanto o ponemos coto a nuestro crecimiento o lo hará la naturaleza.