El supervisor de la división de ciencia y educación de la Comisión Nacional de Salud de China, Liu Dengfeng, ha admitido que destruyeron muestras de coronavirus en los primeros días de la pandemia. Asegura que su intención no era otra que la de "prevenir desastres secundarios", desmintiendo así las acusaciones de Estados Unidos que afirmaban que habría sido un intento de encubrimiento.
Su objetivo era deshacerse de las mismas "en ciertas instalaciones no calificadas para manejar tales enfermedades altamente infecciosas como una medida para prevenir el riesgo para la seguridad biológica del laboratorio y prevenir desastres secundarios causados por patógenos no identificados".
Tal y como apunta Newsweek, llevaron a cabo esta acción antes de que el coronavirus fuera catalogado como "altamente patógeno". Eso sí, Liu no ha confirmado en cuántos laboratorios se realizó.
Desde Estados Unidos, Mike Pompeo, Secretario de Estado, les acusó de haber tratado de encubrir la extensión del virus: "Hay una enorme cantidad de pruebas que demuestran que el virus comenzó en el laboratorio de Wuhan. China hizo todo lo posible para asegurarse de que el mundo no se enterara a tiempo". Y recordó las palabras del presidente Trump: "Vamos a hacer que los responsables rindan cuentas, y lo haremos cuando nosotros decidamos".
Varios informes emitidos apoyan esta teoría. Desde la inteligencia alemana, aseguran que Xi Jinping solicitó el encubrimiento de información a la OMS. Por otro lado, la llamada alianza Five Eyes, integrada por Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda y Australia, también garantiza esta ocultación de información por parte de Beijing.