Los altos niveles de contaminantes en el aire no solo tienen consecuencias en la salud física de las personas, también en su rendimiento académico. Investigadores del London School Economics y de Israel han monitoreado a miles estudiantes y han constatado que aquellos expuestos a niveles más altos reducían su puntuación entre un 2 y un 3%. Unos resultados que vienen a avalar otro estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con alumnos chilenos hace cinco años.
Ya son tres las investigaciones en cinco años que confirman el alcance de la contaminación atmosférica en el rendimiento de los estudiantes. La suciedad que pulula por el aire, sobre todo en las grandes ciudades, afecta a las calificaciones de los estudiantes. Los primeros en lanzar esta afirmación fueron Mauricio Vela Barón y Sebastián Miller, investigadores del BID, que cuantificaron los efectos en el rendimiento de los estudiantes de casi 4.000 escuelas de Chile.
Material particulado y ozono
Lo más relevante para los responsables fue el impacto significativo en el aprendizaje de niños y niñas. El material particulado PM10, uno de los que mayor incidencia tiene en algunas de las regiones estudiadas, y el ozono tuvieron una incidencia directa en el expediente académico, ya que provocan enfermedades crónicas y asma e inflamación respiratoria, respectivamente. Dolencias que se traducen en más episodios de fatiga y problemas de atención, entre otros.
Notas más bajas
Cinco años después de estas conclusiones, al otro lado del mundo, dos estudios, uno en Londres y otro realizado en Israel, han constatado la bajada de rendimiento para aquellos estudiantes que estaban expuestos a mayores niveles de material particulado. En el caso israelí, cuando las tasas alcanzan los 23,5 microgramos por metro cúbico o superan esa cantidad se produce una puntuación un 3% más deficiente, mientras que en la capital británica se constata un 2% menos en aquellos casos donde los PM10 estaban por encima de lo aconsejado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sefi Roth, de la London School of Economics, recomienda a los alumnos que habitan zonas más afectadas limitar sus actividades al aire libre los días de mayores cotas u optar por rutas más naturales de camino a la escuela.
Partículas en suspensión nocivas
Las PM10 son partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, metálicas, cemento o polen dispersas en la atmósfera. Debido a su pequeño diámetro, algunas apenas son perceptibles por el ojo humano, son particularmente peligrosas porque pueden penetrar en los pulmones e incluso pasar al torrente sanguíneo. Según el Ministerio para la Transición Ecológica, la exposición prolongada y repetitiva puede provocar efectos nocivos en el sistema respiratorio de las personas, aunque no logran atravesar los alvéolos pulmonares como si hacen las PM2,5. La Directiva 2008/50/CE indica que para la protección de la salud no pueden superarse los 50 microgramos por metro cúbico durante 24 horas más de 35 veces por año. No hay que olvidar las alarmantes investigaciones tanto de la OMS como de la Comisión Europea de 2005 y 2004, respectivamente, en las que se confirmaban muertes prematuras de niños entre uno y cuatro años en todo el mundo por la exposición a altos índices de partículas en suspensión.