Es un hecho conocido por todos que son necesarias unas 8 horas de sueño cada día para descansar adecuadamente y recuperar fuerzas de cara a cada nueva jornada, pero la realidad es que miles de personas en España duermen menos de lo que deberían, a lo que se suman trastornos del sueño y un nivel de descanso inadecuado por una mala calidad del sueño.
El estrés de nuestro día a día, una rutina sedentaria… pueden influir en nuestro descanso y a veces resulta complicado liberarse de los factores que lo empeoran. Sin embargo, existen hábitos a los que podemos acudir para evitarlo y que son perfectamente compatibles con nuestro ritmo de vida. Te contamos algunos consejos para dormir bien, mejorar tu salud y recuperar fuerzas.
Las personas necesitamos rutinas: funcionamos mejor con ellas y nos ayudan a llevar una vida organizada. Por eso es importante que mantengas, en la medida de lo posible, horarios de sueño estables. Acostarnos y despertarnos a la misma hora cada día (incluso los fines de semana), evitar las siestas si nos llevan a retrasar la hora de irnos a la cama por las noches… son pequeñas pautas que nos ayudan (y mucho) a descansar mejor y a que nuestro sueño sea más profundo. Además, mantener conversaciones agradables o aprender a respirar de forma relajada son pautas que puedes introducir en tu día a día para mejorar tu descanso.
Hacer deporte es una costumbre clave para conciliar mejor el sueño y mejorar la calidad del descanso. No solo te sentirás más en forma y con más energía y vitalidad, sino que llegarás a la cama con el nivel de cansancio físico y mental necesario para descansar de verdad. Está demostrado que el deporte reduce el estrés y nos ayuda a desconectar de nuestras preocupaciones diarias, ‘rompiendo’ con ellas y permitiéndonos unos minutos de dedicación a nuestra salud. Si llevas una vida sedentaria, lo mejor es introducir el deporte en tu rutina de forma paulatina y marcarte metas realizables: normalmente basta con 30 o 45 minutos de ejercicio al día para que nuestro cuerpo responda con un descanso real. También es importante evitar hacer deporte justo antes de dormir, ya que en los momentos posteriores nos encontraremos más activos y resultará más complicado conciliar el sueño.
Determinados alimentos ayudan a conciliar el sueño, y lo contrario se aplica a otras sustancias, como la cafeína, los azúcares, el tabaco o el alcohol. Además, existen productos más pesados o difíciles de digerir que pueden provocarnos la reacción de despertar durante la noche o incluso tener malos sueño y pesadillas. Elige cenas ligeras, evita ingerir alimentos justo antes de acostarte, recurre a infusiones relajantes… Todo ello te ayudará a conciliar el sueño.
La transición al momento del descanso debe ser paulatina: necesitamos adaptarnos poco a poco a la disminución de la luz alrededor nuestro y relajarnos para afrontar el sueño de forma adecuada. Las pantallas de televisores, ordenadores, móviles… son nuestro peor enemigo para los momentos de relajación previa al sueño (sobre todo si elegimos contenidos que nos alteren o preocupen), por lo que lo ideal sería evitar este tipo de contacto. Al contrario, leer o escuchar música relajarte te ayudará a conciliar el sueño y a descansar mucho mejor. El ambiente que nos rodee también es crucial: una habitación en orden, una luz tenue… son buenos ingredientes para un sueño reparador.
Por último, recuerda que dormir bien no solo influye en tu energía para afrontar el día a día: muchos procesos como la producción de determinadas hormonas, el aprendizaje y consolidación de conocimientos, la regeneración de células… tienen que ver con el descanso. Necesitamos dormir bien para pensar con claridad, asentar nuestra memoria y mejorar la calidad de nuestras reacciones a los estímulos diarios.