Las reglas del juego han cambiado, y con la llegada del teletrabajo y las clases online son muchos los jóvenes que han perdido la motivación. Desde problemas para concentrarse hasta una fuerte apatía, las consecuencias psicológicas del coronavirus están afectando a gran parte de la población. De hecho, en el entorno laboral, el desgaste profesional está pasando factura al 75% de los trabajadores que están teletrabajando en España según el estudio ‘Covid-19 Global Impact’.
Además, de todos los problemas derivados de la pandemia, sin duda el más fuerte es la incertidumbre. No saber lo que va a pasar el mes siguiente está provocando una sensación de indefensión en trabajadores y estudiantes. ¿Habrá rebrotes? ¿Nos confinarán de nuevo? ¿Tendremos que pasar en casa 24 horas como hace unos meses? Son demasiadas incógnitas, y la falta de respuestas ha provocado un clima de inseguridad, desgana y pesimismo.
Olga tiene 24 años y está preparándose las pruebas del MIR (Médico Interno Residente). “Desde diciembre llevo sin pisar una biblioteca y a lo mejor otros opositores y estudiantes son capaces de concentrarse bien en casa, pero yo no”, relata. “Además todavía no se sabe la fecha del próximo examen. Somos miles de personas con un futuro borroso. Es injusto y al final afecta a nuestra salud”.
Su situación refleja a la perfección la sensación de descontrol que están experimentando los jóvenes españoles. Al cambio drástico de la rutina de estudio se suma la falta de información sobre las fechas de las oposiciones o exámenes.
En el caso de Ismael, de 26 años, el cambio de rutina ha afectado a su trabajo. “Soy una persona que necesita contacto. Me gusta trabajar con gente y estando solo no solo rindo peor, sino que también me encuentro mal anímicamente”, afirma. “La incertidumbre y la soledad del teletrabajo me tienen desmotivado”.
Paula es estudiante universitaria y el nuevo curso se le está atravesando. “Tenía muchas ganas de empezar las clases, pero al final pesa más el miedo. No se respetan las medidas de seguridad. Da la sensación de que durante estos meses en vez de preparar las aulas para el curso, no han hecho nada”.
Como estos testimonios hay centenares. Jóvenes que estudian, trabajan o hacen ambas cosas y que están sufriendo en primera persona el estrés de la incertidumbre.
De repente, a las once de la noche mientras ves una película, te entra la duda de si enviaste o no ese mail tan importante. Al final acabas conectándote al correo de la empresa y te pones a leer mensajes que ni siquiera son urgentes. ¿Te suena esto de algo?
Cuando trabajamos desde casa, es más fácil dedicar horas de más. Por eso es importante elaborar un planning razonable y a la hora de apagar el ordenador, no caer en la tentación de revisar tareas pendientes. Tu jornada acaba a una hora, respétala.
Una de las causas más comunes de la desmotivación son las metas desproporcionadas. Si eres incapaz de estudiar un tema al día, rebaja tus expectativas.
Es mejor tardar un poco más pero hacer las cosas bien, que autopresionarte, rendir mal y acabar con tu salud mental a diez metros bajo tierra.
Que estés teletrabajando no significa que no puedas mantener contacto con tus compañeros. Hay aplicaciones como Discord, Skype, Zoom o Hangouts que te permiten hablar o hacer videollamadas a quien quieras.
Puedes aprovechar y quedar con tus compañeros de clase para estudiar un par de días a la semana, o llamar a ese compañero del trabajo con el que te llevas tan bien para tomar un pincho a media mañana en la distancia y criticar al jefe.
En otras palabras, utiliza la cama solo para lo que la tienes que utilizar: dormir y mantener relaciones sexuales.
Si coges la costumbre de trabajar o estudiar en la cama, al final acabarás asociándola a estrés y malestar. En consecuencia, te costará más conciliar el sueño por las noches, estarás más cansado por las mañanas y entrarás en un círculo vicioso muy angustioso.
Por muy liado que estés, todos los días debes reservar tiempo para tu ocio. Esto no significa quedar con diez personas e ir de cañas. Puede ser ver una película en casa, leer, pasarte un videojuego o hacer deporte.
Como vemos, el ocio depende mucho de los gustos de cada persona. Si eres sociable, haz planes con gente (pero con prudencia, que el coronavirus no está de vacaciones). En cambio, si te gusta la soledad, dedícate tiempo a ti mismo. Eso sí, encuentra un equilibrio entre socializar y aislarte.