La Justicia francesa confirma las indemnizaciones por el caso de las prótesis mamarias fraudulentas PIP
Confirman la responsabilidad del certificador alemán TÜV Rheinland
La empresa PIP vendió un millón de prótesis mamarias entre 2001 y 2010
La cantidad de víctimas en el mundo alcanza las 400.000 personas
El tribunal de Apelación de París confirmó este jueves la responsabilidad del certificador alemán TÜV Rheinland en el caso de las prótesis mamarias fraudulentas de la empresa francesa PIP (Poly Implant Prothèse) y condenó a la compañía a indemnizar a miles de mujeres víctimas de este escándalo sanitario.
Se trata de un escándalo que empezó hace dos décadas. La decisión de la corte parisina le abre el camino a miles de personas que sufrieron daños físicos con los productos de PIP, la cual vendió un millón de prótesis mamarias entre 2001 y 2010, fabricadas con rellenos industriales baratos y que, con el tiempo, se rompieron en el interior del cuerpo de muchas mujeres.
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El tribunal estimó que la empresa alemana es responsable "por sus incumplimientos y abstenciones en el acatamiento de sus misiones y obligaciones en la supervisión del sistema de calidad" de las prótesis PIP. Sin embargo, el tribunal limitó esta responsabilidad al periodo comprendido entre el 1 de septiembre de 2006 y el 6 de abril de 2010, y entre las aproximadamente 2.500 mujeres que se habían incorporado al procedimiento varios cientos de las demandas fueron consideradas inadmisibles.
Un millón de prótesis fraudulentas del fabricante PIP fueron vendidas en el mundo entre 2001 y 2010, muchas de ellas en América Latina. Se estima que la cantidad de víctimas en el mundo alcanza las 400.000 personas. El escándalo saltó a la luz pública en marzo de 2010, cuando se supo que la empresa utilizaba un gel de silicona no homologado para uso médico en vez del gel Nusil autorizado, que declaraba emplear.
El Tribunal de Apelación de París consideró que la empresa certificadora alemana TÜV Rheinland cometió negligencia al validar como seguros dichos implantes. La silicona con la que fueron hechos se filtró en el cuerpo de miles de mujeres, llegando a afectar ganglios linfáticos, pulmones y otros órganos. Entre otros efectos secundarios se ha registrado dolor en las extremidades, depresión y fatiga.
Diez años de espera y de lucha
"Estamos muy contentos con esta decisión, que pone fin definitivamente a las dudas sobre la responsabilidad de TÜV" , dijo Olivier Aumaître, abogado de unas 20.000 víctimas, en un comunicado. "Después de 10 años de espera y de dura lucha, el certificador alemán tendrá que indemnizar a las víctimas en su totalidad", afirmó. "Este es el final del partido tras la prórroga y no habrá partido de vuelta ni revancha posible", agregó.
TÜV "toma nota de la desestimación de una gran parte de las demandas por parte del Tribunal de Apelación de París, pero impugna su decisión al considerar responsable, aunque sea parcialmente, al organismo notificado", dijo Christelle Coslin, abogada de la empresa de certificación. "Esta decisión está en contradicción con la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en febrero de 2017 y del Tribunal de Apelación de Versalles en enero de 2021", añadió, en un comunicado.
TÜV fue declarada culpable en 2013 por "incumplir sus deberes de control y vigilancia", y condenada a indemnizar a seis distribuidores y a unas 1.700 víctimas. Sin embargo, dos años después, el tribunal de apelación de Aix-en-Provence revocó esta sentencia y eximió de toda responsabilidad al certificador alemán. Pero en 2018, el Tribunal Supremo anuló esta decisión y remitió el caso al tribunal de apelación de París.