Plan B, la sala de conciertos de Suecia que nos enseña cómo volveremos a los bares tras el coronavirus
40.000 bares y restaurantes cerrarán definitivamente tras la pandemia
Se trata casi del 15 % de los 300.000 que habían antes del coronavirus
La sala de conciertos Plan B de Malmö, al sur de Suecia, es uno de esos templos musicales en los nacen las bandas que luego conquistan el mundo. A sus promotores les gusta presumir de su "historia de supervivencia" y en plena lucha mundial contra el coronavirus se consideran como "el único lugar en Europa donde ofrecemos espectáculos durante la pandemia". Esta lucha por resistir es la misma a la que tendrán que enfrentarse los 300.000 bares y restaurantes que hay en España y de los que el 15 % cerrarán para siempre, según datos de la patronal. Nadie sabe con certeza como será el regreso, pero lo que ha pasado en Plan B nos da una pista: máximo de 50 personas en una sala prevista para acoger a 350.
Las diferencias entre Suecia, España e Italia son enormes. Allí, las medidas de confinamiento y aislamiento social no son tan estrictas como las que sufrimos en el sur de Europa, por lo que se permiten las reuniones de cincuenta personas o menos. Además, los bares y los restaurantes pueden abrir, pero solo dando servicio de barra. Huelga remarcar, eso sí, que Suecia superó el millar de muertos por coronavirus este 14 de abril, mientras que en España se contabilizan ya más de 19.100.
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Este oasis sueco también contrasta con la dura realidad de los bares y restaurante en España. Según la patronal del sector, en torno a un 15 % de los cerca de 300.000 locales de este tipo que hay en el país corren el riesgo de cerrar como consecuencia de la crisis provocada por el COVID-19, lo que equivaldría a más de 40.000 empresas.
Los empresarios son conscientes de que el regreso a la normalidad no se producirá al 100 % de forma inmediata y por ello reclaman que "se permita la reincorporación de los empleados de manera progresiva, de tal forma que los trabajadores puedan volver de forma escalonada según los niveles de actividad de cada empresa o establecimiento".
Bajo nivel de contagios
A la espera de que logremos mantener "un nivel bajo consolidado de los contagios y un nivel alto en los parámetros de higiene en toda la vida pública", según expertos alemanes de la Academia Superior Leopoldina, los gobiernos empiezan a preparar planes de contingencia para la salida de la crisis.
En el Reino Unido, sus expertos del ministerio de Salud creen que los primeros a levantar el cierre serán las cafeterías, los restaurantes y las agencias inmobiliarias". Según informa The Sun, han sido los elegidos porque "consideran que ofrecen un mayor impulso para reactivar la economía paralizada, al mismo tiempo que un menor riesgo de transmitir la enfermedad". Para ello deberán renovar sus locales mediante la instalación de pantallas protectoras y ampliar el espacio entre las mesas para garantizar el distanciamiento social.
El ejemplo del Reino Unido es singular porque la mayor parte de los países europeos va en dirección contraria. Francia y Holanda, por ejemplo ya han anunciado que la estrategia de salida pasa por lo que llaman "confinamiento inteligente", en la que se relegarán hasta el final la apertura de los lugares de reunión social. El presidente francés, Emmanuel Macron ha asegurado que los bares, restaurantes y salas de fiestas deberán continuar cerrados porque son lugares donde se producen aglomeraciones y que cuando volvamos a ellos deberemos hacerlo con mascarillas.
Mascarillas, higiene y distancia
En España, la pandemia de coronavirus nos sorprendió en los bares y terrazas. Los últimos días de febrero y los primeros de marzo fueron especialmente cálidos adelantando una primavera que nos hizo más vulnerables. Con ese recuerdo seguimos imaginando cómo será la vuelta a estos locales que tanto añoramos.
El ejemplo de la sala Plan B nos da pistas. El concierto del pasado jueves contó solo con 39 asistententes que con músicos y personal llegó hasta el tope legal de 50 personas.
Los responsables del local recordaron a los asistentes a través de sus redes sociales que debían mantener la distancia y lavarse las manos con asiduidad. El servicio de barra quedó interrumpido y solo se podían pedir consumiciones mediante un sistema de camareros y tarjetas electrónicas.
Es verdad que la disciplina social de los suecos es capaz de mantener a raya al SARS-CoV-2 con solo estas limitaciones. En España, las autoridades sanitarias ya han advertido que deberemos también mantener las mascarillas para doblegar al virus y evitar, en lo posible, sufrir brotes de contagio de forma recurrente.
Derek Robertson es periodista y estuvo en el concierto. Los primeros minutos le parecieron "bastante surrealistas", pero tras tres cuartos de hora de actuación su desconcierto inicial terminó esfumándose al igual que la timidez generalizada de los asistentes dando paso a lo que consideró que era una "buena sensación".