“Llevo dos años con mi pareja y ya no hay tanta pasión”: recomendaciones para recuperar la chispa

  • La pasión se asocia al enamoramiento, la sensación de novedad y al fuerte deseo sexual, aspectos que pueden ir disminuyendo a medida que avanza la relación

  • Para recuperar la pasión, el primer paso es descubrir por qué desaparece o se atenúa. Una psicóloga recopila cinco motivos principales por los que ocurre de la mano de varios testimonios

No existe un manual que nos indique lo que es normal o esperable en una relación, así que vamos aprendiendo sobre la marcha. De todas las preocupaciones, conflictos y miedos, destaca la pérdida de la pasión inicial.

En primer lugar, definamos la pasión. ¿Qué es para ti? Normalmente se asocia al enamoramiento, la sensación de novedad y a un mayor deseo sexual. En otras palabras, todo lo que caracteriza los comienzos de una relación.

Sin embargo, con el tiempo vas conociendo mejor a la otra persona. Las conversaciones interminables sobre sus hobbies, ambiciones y experiencias pasadas van decayendo. Esto no es malo, pues deja paso a otros aspectos de la relación tan enriquecedores como apasionantes.

Por otro lado, el ámbito sexual también sufre un cambio cuantitativo y cualitativo. En palabras menos técnicas, suele haber menos sexo, y es diferente al principio.

Para recuperar esta pasión tan añorada, el primer paso es descubrir por qué desaparece o se atenúa. Por eso hemos recopilado los cinco motivos principales de la mano de varios testimonios.

1. Porque el cuerpo se habitúa

“Cuando empecé a salir con mi novio, me excitaba a la mínima. Era verle y podíamos acostarnos directamente. Ahora que llevo dos años con él, ya no hay tanta pasión. Tardo bastante más en entrar en el mood sexual y me da miedo que ya no me excite igual”, confiesa Carolina, de 24 años.

Cuando una situación es novedosa, nuestro cuerpo reacciona generando mayor activación. Es decir, más neurotransmisores en el cerebro y más hormonas en el sistema endocrino. Con el tiempo, nuestra pareja se convierte en algo habitual y el cuerpo reacciona relajándose. Tarda más en responder y cuando responde, lo hace de forma menos intensa.

Esto es algo fisiológico, no cognitivo. En otras palabras, que tardes más en conseguir una erección, en lubricar o en alcanzar un orgasmo, no significa que tu pareja no te excite o que no le quieras.

¿Cómo gestionar esta situación? ¿Cómo gestionar esta situación?Podéis probar cosas nuevas para añadir alicientes a la relación, como juguetes sexuales o juegos de rol. Pero, sobre todo, deja de culparte. No es que ya no quieras a tu pareja o que te ponga menos, es que la vida real no es como la pornografía.

2. Porque la relación se da por sentado

“Al principio intentas conquistar a esa persona, así que lo das todo. Cuando ya estáis juntos, pues te relajas un poco. Eso es lo que me pasó a mí al menos”, relata Gorka, de 27 años.

Hasta las relaciones más estables acaban y por muy enamorado que estés, la falta de afecto, atención y esfuerzo puede romper cualquier vínculo.

Debemos dejar de considerar el amor como una conquista en la que uno es el cazador y otro la presa. De lo contrario, cuando las fases iniciales dejen paso a la estabilidad y la rutina, sentiremos que la relación ya no merece la pena.

¿Cómo gestionar esta situación? Párate a pensar en todo lo que te gusta de tu pareja y en la importancia que le das a la relación. También es importante romper el rol de novio o novia en el que encasillamos a nuestra pareja. Más allá de la relación, es una persona con su individualidad y con virtudes que te hicieron enamorarte.

3. Porque hay problemas de comunicación

“Hay cosas de mi novio que me molestan, pero me cuesta decírselas porque no quiero hacerle daño o que se enfade. El problema es que cuando las dejo pasar, me voy quemando más y más, y como que me desenamoro un poco”, comparte Alba, de 20 años.

La falta de comunicación puede condicionar el inicio de una relación. Todos queremos dar la mejor versión de nosotros mismos, así que ocultamos los defectos y ensalzamos las virtudes.

A mayores, si no hay confianza, cuesta decirle a una persona algo que te molesta. El problema es que la falta de sinceridad es como barrer debajo de una alfombra. Se va acumulando el polvo hasta que la casa es inhabitable.

¿Cómo gestionar esta situación? Sincérate cuanto antes. De lo contrario, una pequeña herida en la relación se convertirá en una lesión mortal.

Elige un buen momento para decir las cosas que no te gustan. Por ejemplo, en casa, a solas y sin alcohol de por medio para evitar malentendidos. Asegúrate de que la otra persona te ha entendido bien, y elaborad de forma conjunta un plan de acción. ¿Cómo le ha sentado lo que le has dicho? ¿Está de acuerdo? ¿Qué podéis hacer ambos para solucionarlo? Responded a esas preguntas con sinceridad.

4. Porque surgen conflictos de pareja

Mi novia y yo somos muy celosos. Cada vez que discutimos por celos, decimos que vamos a cambiar, pero siempre volvemos a tener bronca. Esto está acabando con la relación y con toda la pasión”, reflexiona Tomás, de 23 años.

Los conflictos en pareja pueden ayudarnos a crecer tanto individualmente como en la relación, pero solo si ambas partes están dispuestas a cambiar. De lo contrario, la confianza y el respeto –los dos pilares de cualquier relación sana–, desaparecerán.

¿Cómo gestionar esta situación? Analizad vuestra forma de gestionar los conflictos. Un error muy habitual es dar la razón a tu pareja, pero luego seguir actuando mal porque no estás de acuerdo. Si esto es lo que sucede, intenta tener una conversación sincera sobre qué va mal en la relación.

Si todo falla, podéis valorar la terapia de pareja e incluso daros un tiempo para aclarar vuestras ideas.

5. Porque se produce una mala gestión del tiempo

Quiero mucho a mi novio, pero no tengo tiempo. Trabajo y estudio un máster. También me gusta dedicar tiempo a mis amistades, porque no soy de esas personas que cuando tienen pareja olvidan lo demás. Además, mi familia es muy importante en mi vida. En resumen, que él se queja de que no le dedico tiempo y que eso está acabando con la relación”, admite Lupe, de 25 años.

Nuestro día tiene 24 horas y siempre vamos a tener que priorizar unas cosas sobre otras. En este abanico de situaciones a las que hacer frente se encuentran el trabajo, los estudios, la familia, los amigos, la pareja y, lo más importante, nuestro autocuidado personal.

¿Cómo gestionar esta situación? Hay ciertas situaciones a las que tienes que dedicar tiempo aunque no quieras, como ir a trabajar o estudiar para un examen. Cuando ya hayas terminado con estas tareas, párate a pensar en lo que realmente te apetece.

En primer lugar, no quedes con alguien por compromiso o por miedo a que se enfade. En segundo lugar, no tienes que invertir siempre el mismo tiempo en las mismas relaciones. Una semana puedes centrarte en tus amigos, otra semana en tu pareja y la siguiente en tu familia. Incluso en un mismo día puedes aprovechar para comer con tus padres, pasar la tarde con tu novio o novia e ir a cenar con un colega.

Lo importante es organizar el tiempo para que te sientas psicológicamente cómodo y para que tus relaciones sociales varíen.