Tu casa libre de coronavirus: lejía, agua y guantes para desinfectar superficies y evitar contagios
Hay que extremar las precauciones para evitar 'introducir' el virus en casa
Para desinfectar se puede usar una disolución de lejía y agua
Las superfiies lisas almacenan más gérmenes que las porosas
Extremar la higiene es uno de los factores clave para evitar el contagio de coronavirus. El estado de alarma, que se prolongará, de momento, hasta el 11 de abril, nos obliga a permanecer confinados en casa, realizando únicamente los desplazamientos imprescindibles, como hacer la compra. Por ello, es importante extremar las precauciones para evitar 'introducir' el virus en casa y generar un foco de infección.
Lo más importante son los pasos que damos nada más volver a casa de la calle: es donde hay que extremar la precaución. Las llaves, los zapatos e incluso nuestro propio teléfono móvil son un foco de bacterias.
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Una vez en casa, toca desinfectar las superficies que han podido acoger el virus. Los materiales que los expertos recomiendan para esta tarea son una disolución de 20 cc de lejía por cada litro de agua, bayetas, papel y guantes desechables en la medida de lo posible.
Especial atención a estas superficies
Los pomos de las puertas, las mesas, los armarios, los interruptores y los aparatos electrónicos son superficies ideales para transportar el virus. En general, las superficies lisas tienen más riesgo, ya que permiten que sobreviva el virus más tiempo que las superficies porosas.
En cuanto a las zonas de la casa, hay que prestar especial atención al baño y la cocina, que son los mayores focos de infección y donde hay desinfectar de manera exhaustiva. Para ello, las recomendaciones de los expertos es el uso de la disolución de lejía o amoniaco. No hace falta volverse locos con la limpieza, pero sí prestar atención a todos los recovecos y limpiarlos con estos productos desinfectantes.
En el baño los mayores focos suelen ser los grifos, inodoros y la ducha, mientras que en la cocina los virus suelen acumularse en la nevera y el resto de electrodomésticos. En cuanto al uso de vajilla, para su desinfección basta con utilizar el lavavajillas a más de 60 grados.
En estas habitaciones también es importante proteger los utensilios que se encuentran normalmente a la vista y que pueden acumular virus, como los cepillos de dientes. Las toallas también pueden convertirse en un foco, y se recomienda cambiarlas de manera regular.
Medidas si hay una persona infectada en el domicilio
En el caso de que en la vivienda haya una persona infectada con el Covid-19, estas medidas de higiene tienen que extremarse aún más para evitar el contagio. Desde el Consejo General de Enfermería han elaborado una infografía que explica las medidas necesarias, entre las que se encuentran:
- El infectado debe, en la medida de lo posible, no compartir las zonas comunes y permanecer en una habitación cerrada con ventilación
- Si sale, debe mantener siempre la distancia mínima recomendada, y realizar una perfecta higiene de manos antes y después de cada actividad
- Desinfectar al momento cualquier superficie que haya podido estar en contacto con el infectado
Cuidado con la ropa
Al lavar la ropa tenemos algunas costumbres que debemos dejar a un lado por el momento. Para evitar el contagio, es importante lavar la ropa con los programas largos y de agua caliente de la lavadora, con mínimo 60 grados. Además, se recomienda evitar los lavados con cargas muy grandes y no sacudir la ropa antes de introducirla, ya que eso podría llegar a extender el virus por otras superficies.
Extrema la higiene personal
Además de limpiar tu casa, es importante que no olvides el resto de recomendaciones de la OMS, entre las que se encuentra la higiene de manos como una de las más importantes. Lo ideal es lavarse las manos durante mínimo 40 segundos, y hacerlo de manera exhaustiva por todas las zonas.
Otro de los consejos que los expertos recomiendan es el uso de la mano no dominante para evitar el contagio. Si utilizamos la mano menos habitual para los gestos del día a día como abrir la puerta, al realizar algún acto reflejo como tocarnos la cara, lo haremos con nuestra mano dominante que no ha estado en contacto con otras superficies de la misma manera.