La muerte de Jesús Candel, medico granadino conocido como Spiriman, a sus 46 años de cáncer de pulmón vuelve a poner encima de mesa de una de las enfermedades más frecuentes en nuestro país, solo por detrás del cáncer de mama. Es un tumor tan frecuente que solo en España se diagnostican aproximadamente 29.549 nuevos casos al año en la población general, según cifras de 2021.
Sin embargo, debido a su alta mortalidad su prevalencia a los 5 años es relativamente baja. Por eso es importante conocer cuáles son los factores de riesgo y causas de este tipo de cáncer, así como sus síntomas y su tratamiento. Ante la duda, lo mejor es consultar a un profesional cuanto antes, así como evitar hábitos nocivos, como el tabaquismo. ¿Cómo identificar los síntomas del cáncer de pulmón? ¿Cuáles son sus causas y tratamiento?
El cáncer de pulmón tiene su origen en la proliferación exagerada y sin control de ciertas células del pulmón, lo que conlleva problemas locales por ocupación de espacio y compresión de estructuras cercanas. Además, el cáncer puede diseminarse a través de ganglios linfáticos y/o vasos sanguíneos a otros órganos: es lo que conocemos como metástasis a distancia.
Tal y como recuerda Clínica Universidad de Navarra, existen dos tipos principales de tumor: el carcinoma de células no pequeñas (85 por ciento de los casos) y el carcinoma de células pequeñas o carcinoma microcítico de pulmón (15 por ciento del total de casos).
En ambos casos, un diagnóstico precoz es fundamental, ya que, cuando no hay invasión de estructuras vecinas ni metástasis a distancia, la curación es posible hasta en un 90 por ciento de los pacientes. Existen pruebas preventivas -por ejemplo, el TAC- que pueden realizarse periódicamente en la población de riesgo.
En cuanto a cuáles son los síntomas del cáncer de pulmón, en casi dos tercios de los casos no produce ninguno o resultan muy poco específicos: cansancio, pérdida de apetito, pérdida de peso... Se trata de síntomas que fácilmente pueden confundirse con otras enfermedades o simplemente con un estado anímico bajo. Por eso es frecuente que el diagnóstico se produzca en un estado avanzado de la enfermedad.
La tos persistente suele aparecer -con expectoración o no- como causa del crecimiento local del tumor e invasión de estructuras vecinas pulmonares. Se trata del síntoma más frecuente, presentándose en un 45-75 por ciento de los pacientes. En cuanto a la hemoptisis o sangre en el esputo, suele darse hasta en un 50 por ciento de los pacientes con cáncer de pulmón. La disnea o sensación de falta de aire es otro síntoma común, asociado a la falta de espacio pulmonar.
Si quieres evitar el cáncer de pulmón, debes tener en cuenta que el tabaquismo es el principal causante de esta enfermedad, asociado a más del 80 por ciento de los casos. Las probabilidades que tiene un fumador crónico de padecer un cáncer de pulmón a lo largo de su vida pueden alcanzar el 30 por ciento, mientras que en no fumadores es del uno por ciento. Además, el número de cigarrillos fumados al día determina el mayor o menor riesgo, así como el número de años como fumador.
Si dejas de fumar, el riesgo de desarrollar un cáncer de pulmón disminuirá paulatinamente, aunque los índices de riesgo permanecerán altos durante varios años. Ten en cuenta que el tabaquismo pasivo también puede provocar esta enfermedad, así como la exposición al amianto, hidrocarburos aromáticos policíclicos, arsénico y níquel, así como padecer otras enfermedades pulmonares, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o la fibrosis pulmonar.
Además, los genes también desempeñan un papel importante en algunas familias con un historial de cáncer de pulmón. Así, las personas con ciertos cambios hereditarios en el ADN de un cromosoma particular (cromosoma 6) tienen una probabilidad mayor de padecer cáncer de pulmón, incluso si no fuman o solo fuman un poco.
Por último, el tratamiento del cáncer de pulmón dependerá del caso concreto: puede ser necesaria la intervención quirúrgica, así como la quimioterapia, radioterapia o inmunoterapia. Si el cáncer está localizado, normalmente será posible intervenir quirúrgicamente y eliminar el tumor, con una tasa de curación elevada. Pero para ello es necesario conocer primero la extensión del cáncer, así como la capacidad respiratoria del paciente (de cara a superar la operación con éxito) y, en general, la operabilidad del paciente.
Algunos tipos de cirugía son la lobectomía (extirpación de un lóbulo del pulmón), la neumonectomía (extirpación de todo el pulmón) y la segmentectomía o resección en cuña (extirpación de parte de un lóbulo). En ocasiones, la cirugía puede ser una técnica válida para casos de cáncer de pulmón con metástasis, aunque es necesario que se trate de un número limitado de ellas y que el tumor primario se encuentre controlado.
También pueden realizarse tratamientos combinados. Por ejemplo, es frecuente combinar una intervención quirúrgica con la quimioterapia o la radioterapia posterior, o bien aplicarla con anterioridad para reducir el tamaño del tumor antes de operar.