Todos hemos leído o escuchado noticias sobre acoso escolar: insultos, burlas, humillaciones y agresiones que se producen en las aulas. Sin embargo, el bullying no es exclusivo de los colegios o de los institutos. Son muchas las personas que han sufrido acoso en la universidad, una situación que se vive con culpabilidad y vergüenza.
El bullying es el acoso físico o psicológico ejercido contra un compañero de clase. Algunos ejemplos de conductas de acoso son:
Las señales de bullying se producen también en ambientes universitarios, y los datos lo confirman. Según un estudio publicado por la Universidad Católica de Valencia, el 12,4% de los estudiantes se consideran víctimas de acoso y el 5% reconocen ser agresores.
Este estudio fue realizado con 776 estudiantes universitarios de Educación Infantil, Educación Primaria, Educación Social y Psicología, grados en los que se presupone una gran empatía y conciencia social entre los alumnos. Sin embargo, se encontró que el bullying era más habitual de lo que inicialmente pensaban y que además se daba más en cursos superiores, sobre todo en cuarto de carrera.
Los resultados del estudio indicaron que, en la universidad, el acoso es más sutil. Es decir, no son tan habituales las agresiones explícitas como los golpes, los insultos o el robo o destrozo de pertenencias.
Los estudiantes universitarios señalaron que las conductas de bullying más habituales fueron “ser insultado a través de terceras personas, ser excluido o ignorado, ser insultado directamente y ser el blanco de la difusión de rumores”.
Las víctimas de este acoso tan sutil pero grave reconocieron también sentirse menos a gusto en la facultad, tener menos amigos y sentir miedo a la hora de intervenir en clase.
Como acabamos de ver, el acoso universitario es real, y lo más importante para evitarlo es que los profesores tomen conciencia. Es muy habitual que se desentiendan y dejen que los propios alumnos resuelvan sus diferencias, pero si detectan alguna señal de bullying deben intervenir.
Por otro lado, es importante que la víctima de bullying garantice su seguridad psicológica y física:
Además de estas recomendaciones para hacer frente al bullying, es fundamental elaborar estrategias preventivas. No podemos normalizar la actitud de los agresores y mucho menos la permisividad de los testigos.
Recordemos que el estudio antes citado se realizó con estudiantes de magisterio que el día de mañana trabajaran en un aula y psicólogos que trataran, entre otras cosas, las secuelas del bullying. Hay que actuar antes de que se vuelvan adultos cómplices. Actuando contra el bullying en el presente prevenimos el bullying en el futuro.