Navidad es sinónimo de alegría, pero también de ansiedad. En 2020, un año que ha marcado nuestra vida de forma drástica, las fiestas navideñas están yendo de la mano de preocupaciones de lo más variadas. Para conocerlas más a fondo, hemos preguntado a varios personas sobre sus inquietudes en estas fechas tan señaladas.
La ansiedad es una emoción que todos sentimos en algún momento. Antes de un examen, al conducir por primera vez en un viaje largo, el día de una cita romántica o cuando vamos al médico. Situaciones inciertas generan en nosotros un estado de preocupación que, si se vuelve muy intenso, duradero o molesto, puede derivar en ansiedad patológica. En cambio, si lo gestionamos bien, puede enseñarnos técnicas de afrontamiento muy útiles de cara al futuro.
Es importante señalar que esta emoción no surge de la nada. Viene desencadenada por lo que los psicólogos llaman anticipación aprensiva. ¿Alguna vez te has agobiado pensando que ibas a suspender pero al final sacaste un sobresaliente? O, en la otra cara de la moneda, ¿alguna vez has pensado que tus padres te echarían una bronca terrible por suspender pero al final te apoyaron un montón? Pues algo así sucede antes de experimentar ansiedad, y es que la anticipación aprensiva se produce cuando creemos que va a suceder algo malo que en realidad tiene una probabilidad de ocurrencia muy baja o menor significación de la que le asignamos. En otras palabras: nuestra preocupación es desproporcionada porque, o bien es poco probable que llegue a suceder algo, o bien no será tan grave como creemos.
En fechas navideñas, la ansiedad no se coge vacaciones. Al reunirnos con familiares y amigos, surgen nuevas preocupaciones que se hacen todavía más evidentes en un año protagonizado por el coronavirus.
Algunas personas han perdido a seres queridos, otras están lidiando con un futuro laboral o económico incierto. Hay quienes están pasando las fiestas fuera de España, sin poder ver a su familia. En consecuencia, la salud, el trabajo y las discusiones con nuestros seres queridos son algunas de las preocupaciones de muchos jóvenes españoles.
La generación millennial es una de las grandes afectadas por la crisis sanitaria del coronavirus. Se enfrentan a un futuro laboral incierto, y por si fuera poco muchos se sienten en el punto de mira al responsabilizarse a los jóvenes de los contagios.
David, de 21 años, afirma haber seguido todas las recomendaciones a rajatabla. “Sé como son mis tíos y es que ya estoy viendo las cenas de Navidad con ellos dándome la chapa sobre lo irresponsables que somos los universitarios y que todo es culpa nuestra. Qué casualidad que cuando voy por la calle los únicos que veo con la mascarilla por debajo de la nariz o fumando son de su edad y no de la mía”, relata. “Me apetece cero juntarme con ellos este año porque sé que vamos a acabar discutiendo de política”.
“No aguanto a mi padre, pero dependo económicamente de él”, confiesa Sara, de 24 años. “Desde pequeña me ha machacado y he visto como hacía lo mismo con mi hermano y con mi madre, y es pensar en aguantarle en Navidad y me pongo mala. El problema es que es él quién me ayuda económicamente. A veces yo creo que lo hace para compensar lo mal que se ha portado y que utiliza el dinero como chantaje”.
Para Valeria, de 26 años, la preocupación central estas Navidades es el trabajo (o, mejor dicho, la falta de él). “Mis padres se piensan que conseguir un trabajo es como antes y no. Me presionan para que me presente a todas las oposiciones de lo mío, cuando la mayoría no me gustan y para las otras no he estudiado, y todo el rato me hablan de las hijas de sus amigas que ya tienen trabajo. No quiero que me comparen con nadie, solo que respeten mi vida”.
Álvaro, de 25 años, es consciente de que estas Navidades serán muy duras. “Perdimos a mi abuela y seguimos muy asustados por la salud de todos. No sabemos todavía si celebraremos Nochebuena juntos o qué haremos porque tenemos bastante miedo”, comparte.
En el caso de Sheila, de 27 años, la incertidumbre por no saber cuándo habrá una vacuna le está generando mucha ansiedad en estas fechas. “Lees todos los días cosas sobre la vacuna. Que si genera efectos secundarios, que si no sé quién se desmayó al ponérsela, que si tardará meses en llegar a España… Ya no sabes qué creer, y a mí todo eso me tiene mala. Encima ponte tú a escuchar a mi primo negacionista del COVID y antivacunas estas Navidades”, afirma con resignación.
A la hora de hacer frente a la temida ansiedad navideña, hay algunas recomendaciones psicológicas que pueden resultarnos útiles: