Desde el mes de marzo, los test de coronavirus se han convertido en un elemento habitual dentro de nuestra vida cotidiana. La prueba más fiable es la PCR, según el ministerio de Sanidad, y la podemos encontrar de distintos tipos. Las últimas en darse a conocer, la PCR de cadena larga (Long Range PCR) y la PCR anal.
La PCR convencional amplifica un fragmento de material genético (ARN) para identificar si la enfermedad está activa y si hay restos del SARS-CoV-2 en el organismo. Se realiza a través de la introducción de un hisopo que se introduce por la nariz o la boca para lograr extraer una muestra nasofaríngea y presenta una fiabilidad del 98%. A diferencia de esta, existen otros métodos como la PCR de cadena larga y la PCR anal que pueden aumentar la sensibilidad.
La PCR de cadena larga funciona del mismo modo que una PCR a la que estamos acostumbrados. Sin embargo, la diferencia se encuentra en el análisis en el laboratorio: una vez se deposita la muestra en el centro de investigación, se expone a varias reacciones químicas que consiguen una fiabilidad hasta cinco veces superior.
Lo que hace la PCR de cadena larga es amplificar las longitudes de ADN que normalmente no se pueden ampliar mediante métodos o reactivos de PCR convencionales. Según un estudio publicado por la revista Nature, esta prueba "es capaz de amplificar las enzimas presentes en el ADN hasta 30 kb, hasta seis veces más que en la convencional, que suele ser de 5 kb".
"Es una opción flexible, rápida, eficiente y rentable para secuenciar regiones genómicas candidatas en una pequeña cantidad de muestras, especialmente cuando se combina con plataformas de secuenciación de próxima generación (NGS)", subrayan los autores del documento. Una herramienta muy eficaz para detectar variaciones genéticas.
Otra prueba en darse a conocer las últimas semanas ha sido la PCR anal. China la ha implantado como un test de alta fiabilidad para conocer si una persona está contagiada o no. Los profesionales del país asiático afirman que la eficacia de estos test es mucho mayor y como prueba de su precisión han señalado algunos casos de pacientes en recuperación que dieron positivo en muestras tomadas en el "tracto digestivo inferior" después de haber dado negativo con los test tradicionales que toman muestras en la nariz y garganta.
Parece ser que el coronavirus permanece más tiempo en el ano que en las vías respiratorias. Las ciudades chinas de Pekín y Qingdao no han sido las primera en realizar pruebas anales para detectar los contagios de covid19. En Galicia, el Servizo Galego de Saúde, Sergas, ya aplicaba este método de detección de forma esporádica en aquellos pacientes que tenían muy comprometidas las vías respiratorias.
La PCR anal consiste en tomar una muestra a través de un hisopo que se introduce por el ano -cuya punta es de unos dos centímetros-. La muestra se consigue tras mover de forma rotatoria el hisopo durante menos de un minuto y se introduce en un tubo para proceder al análisis. La vía rectal es la zona de salida del virus, por lo que si el resultado es negativo, lo más probable es que el SARS-CoV-2 haya desaparecido del organismo.
Esta prueba es tan sensible que es capaz de detectar trazas residuales incluso cuando ya no se está multiplicando el virus, según los especialistas. Se suele utilizar en pacientes pacientes intubados, personas con determinadas patologías psiquiátricas o bebés. Los resultados de ambas pruebas, tanto la PCR de cadena larga como la anal, se conocen en 48 y 96 horas, aunque estas dos pruebas solo se realizan en situaciones especiales.