Más de 100 científicos, entre ellos 15 premios nobel, han escrito una carta abierta a Francis Collins, el jefe de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, para que el país realice preparativos de forma inmediata que permitan la de “ensayos de desafío en humanos”, con lo que se aceleraría la vacuna contra la COVID-19. De conseguirlo, necesitarían voluntarios jóvenes y con buena salud, tal y como establece en estos casos la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Así consta en la misiva publicada por 1 Day Sooner, una organización que aboga por las pruebas de desafío, y firmada por más de 2000 voluntarios. “Estamos escribiendo para subrayar la gran importancia de los ensayos de desafío en humanos como un método para ayudar a desarrollar vacunas”, explican antes de contextualizar la situación actual.
“En abril, treinta y cinco miembros de la Cámara de Representantes de EEUU pidieron a los reguladores de EEUU que consideraran permitir que los voluntarios se infecten con el coronavirus pandémico para acelerar las pruebas de vacuna, en los llamados ensayos de desafío humano o de infección controlada. Además, más de un centenar de candidatas a vacunas ya están en desarrollo en todo el mundo, al menos diez de los cuales han pasado a la fase de ensayo clínico. En mayo, la Organización Mundial de la Salud publicó una guía que respalda los ensayos de esa forma, si se realiza de manera ética, y en junio publicó un borrador que establece una hoja de ruta práctica para su implementación”, añaden.
Por ello, “los abajo firmantes instan al Gobierno de EEUU (incluidos, entre otros, el Grupo de Trabajo Coronavirus, el Departamento de Salud y Servicios Humanos, la Administración de Alimentos y Medicamentos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, los Institutos Nacionales de Salud y el Congreso), sus aliados , financiadores internacionales y organismos mundiales (por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud), a llevar a cabo preparativos inmediatos para ensayos de desafío en humanos, incluido el apoyo a la producción segura y confiable del virus y cualquier instalación de biocontención necesaria para alojar a los participantes”.
El objetivo de permitir estos ensayos es “acelerar en gran medida el desarrollo de una vacuna contra la COVID-19” ya que “pueden proporcionar información mucho más rápido que los ensayos de eficacia convencionales, que tardan más meses”. Y, sobre ello, detallan que los voluntarios “reciben la vacuna candidata o un control”, es decir, “están expuestos deliberadamente al patógeno en condiciones controladas”.
Sobre ello, la posición de la OMS es que los ensayos de desafío en humanos son éticos cuando cumplen ciertos criterios: