“Creo que mi amigo quiere acabar con su vida y no sé qué hacer”: se puede ayudar a alguien en esa situación

  • Según la OMS, hay más de 800.000 suicidios al año. El suicidio es la tercera causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 19 años

  • "Empezó a hacer comentarios como que se sentía una carga, que ya no pintaba nada o que estaba solo"

Cada día, 10 personas se suicidan. Esto no es una exageración ni una invención morbosa, sino un dato aportado por la Organización Mundial de la Salud, que eleva la cifra de suicidios a más de 800.000 al año. Estamos, por lo tanto, ante la primera causa de muerte no natural en España.

Pese a los alarmantes datos, el suicidio sigue siendo el gran tabú de la sociedad. Apenas hay programas de prevención en hospitales o institutos, pese a ser la tercera causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 19 años. Se vive en silencio y con vergüenza, cuando la invisibilización del suicidio es precisamente uno de los factores que más aumentan su riesgo.

No se habla del tema, y cuando algo es desconocido, no sabemos cómo actuar para evitarlo. Entender el suicidio, ponerle nombre y tratar el tema sin tapujos o miedo es el primer paso para ayudar a quienes en algún momento han pensado en quitarse la vida.

Si tienes pensamientos suicidas o si has perdido a alguien por suicidio y estás pasándolo mal, estos son algunos medios de ayuda:

Teléfono de la esperanza: 717 033 717

Fundación Española para la Prevención del Suicidio https://www.prevensuic.org/

Fundación Anar (Ayuda a niños y adolescentes en riesgo): 900 202 010

Hablar del suicidio salva vidas

"Creo que mi amigo quiere acabar con su vida y quiero ayudarle". Así comenzaba el mensaje de ayuda de Luis, un joven de 21 años preocupado por su amigo. No sabía qué hacer. Pensaba que si sacaba el tema con su amigo, sería peor, pero tenía claro que no podía dejarlo pasar. Antes de hablar con la novia o los padres de su amigo, prefirió pedir ayuda profesional.

Tras dejarse asesorar por un psicólogo, decidió hablar con su amigo. "Fue muy difícil tanto para mi como para mi amigo. Yo notaba que llevaba tiempo mal. No quería salir, siempre estaba triste y quería dejar la universidad. Después empezó a hacer comentarios como que se sentía una carga, que ya no pintaba nada, que estaba solo… Me asusté un huevo", confiesa.

Siguiendo los consejos del psicólogo, fue a verle a casa. "No saqué el tema de golpe. Primero dejé que él se desahogase y después le dije que estaba preocupado. Cuando dije la palabra 'suicidio', su primera reacción fue ponerse a la defensiva. A los cinco minutos se derrumbó y me dijo que sí que había pensado en quitarse la vida. Al final le convencí para contarle todo esto a su hermana mayor, con la que tenía muy buen relación. Ella hizo de intermediaria con sus padres y acabó yendo al psicólogo y a un psiquiatra".

Ahora han pasado diez meses y el amigo de Luis sigue yendo a terapia psicológica para evitar recaídas. "La mejoría es abismal", relata. "Ha pasado de no querer vivir a ser el chico lleno de vida de siempre. Me alegro de no haber agachado la cabeza ni haber evitado el tema por ser delicado o incómodo", añade Luis.

¿Cuándo debo preocuparme por mi amigo? ¿Estaré exagerando o de verdad algo va mal? ¿Y si le pregunto y se enfada? Estas son algunas de las preguntas más habituales cuando empezamos a sospechar que nuestro amigo o pareja tiene ideaciones suicidas. Es normal tener miedo o dudas, pero volverle la cara al sufrimiento es la peor idea. La experiencia de Luis es un claro ejemplo de ello: debemos hablar del suicidio. Normalizarlo es prevenirlo.

Cinco señales de que algo va mal

En pleno 2020 apenas hay países en los que la prevención del suicidio figure como una prioridad sanitaria, y sólo 38 cuentan con un protocolo para abordar este problema de salud pública.

Pese a que es algo más normal de lo que creemos, se camufla, se oculta y se niega su prevalencia e importancia. ¿Cómo vamos a saber prevenir el suicidio si no se nos informa?, cabría preguntarse.

El primer paso es conocer las principales señales de alarma:

  • Padecer un trastorno depresivo. Entre 30 y 50% de los suicidios guardan relación con un episodio de depresión. Si bien el suicidio no es algo estrictamente asociado a este trastorno psicológico, pueden ir de la mano.
  • Haber pedido recientemente ayuda profesional. Se ha encontrado que un alto porcentaje de pacientes que consuman el suicidio se habían puesto en contacto la semana previa con un servicio de ayuda psiquiátrica. ¡Ojo! Si tu amigo o pareja pide ayuda profesional, lo más probable es que quiera "salir del pozo". Aun así, no está de más implicarnos con esa persona durante las primeras semanas de terapia.
  • Una mejoría repentina. Es habitual que las personas que intentan o consuman el suicidio, muestren una mejoría muy notable los días previos. Si tu amigo o pareja lleva unas semanas fatal, y de repente está enérgico y aparentemente perfectamente, estate pendiente.
  • Sensación de culpabilidad. Frases como "me siento una carga", "no sirvo para nada", "estaríais mejor sin mí" o "no soy buen amigo2 reflejan la baja autoestima y se asocian a las ideaciones suicidas.
  • Número de intentos previos. Si tu amigo o pareja ha intentado quitarse la vida previamente, la probabilidad de que vuelva a tener ideaciones suicidas es más alta.

¿Cómo actuar si detectas alguna señal de alarma?

  1. El primer paso es asesorarte por un profesional. Los consejos de Internet son útiles, pero cada persona es un mundo. Por eso lo ideal es que te pongas en contacto con un psicólogo o con alguna asociación como el Teléfono de la Esperanza, que ofrece asesoramiento gratuito. Cuéntales tu caso particular y ellos te darán pautas concretas.
  2. En segundo lugar, habla con tu amigo. No dejes pasar el tema pensando que estará mejor en un par de días. Es probable que sí, pero si no es así te sentirás culpable por no haber hecho nada.
  3. Cuando hables con él, trata el tema con naturalidad, sin dramatismo y, sobre todo, sin juicios de valor. Tu amigo o pareja tiene que sentirse apoyado en cada momento, así que evita cualquier frase que le culpabilice o que le haga sentir peor. ¡Y nada de sugerir que el suicidio es una forma de llamar la atención! Esta frase refleja un prejuicio dañino y falso.
  4. Lo ideal es animar a tu amigo o pareja para que sea él o ella quién le cuente a su familia lo que sucede y que pida ayuda. Sin embargo, si crees que su vida está en peligro inminente y no quiere pedir ayuda, habla con sus padres o con algún familiar con el que tenga buena relación. Al principio puede sentirse molesto, pero a entenderá que lo has hecho por su bien.
  5. Haz que se siente apoyado. Visítale más a menudo, aunque sea para jugar al ordenador. También es útil que le cuentes de vez en cuando tus problemas y le pidas consejo. De esta forma, no sentirá que siempre es él el que necesita ayuda y podrá alternar el rol de persona cuidada por el rol de cuidador.