A pesar de tratarse de una enfermedad para la que existe vacuna, es muy habitual oír hablar cada ciertos meses de un nuevo bote de paperas o parotiditis en España. El último caso ha sido registrado en Castilla y León, más concretamente en la provincia de Palencia, donde se han detectado más de 50 infecciones durante el comienzo de 2020. ¿Qué hacer ante un brote de paperas y cuáles son los síntomas de esta enfermedad? ¿Qué podemos hacer para evitar un contagio?
La parotiditis es una enfermedad de carácter infeccioso y es contagiosa (se transmite por contacto con gotitas de saliva en el aire procedentes de un individuo infectado y, en menor medida, la infección puede propagarse a través de la orina), pudiendo ser aguda o crónica, y localizada fundamentalmente en una o ambas glándulas paródicas (las glándulas salivales mayores, ubicadas detrás de las ramas ascendentes de la mandíbula).
El virus responsable de esta enfermedad es pertenece a los Paramyxoviridae, y afecta muy frecuentemente a niños y adolescentes, aunque puede también causar infecciones en adultos sensibles. Normalmente la enfermedad produce inmunidad de por vida, por lo que puede ser prevenida por la administración de una vacuna: la triple lírica (SPR), que combina sarampión, paperas y rubeola.
En general, la protección de la vacuna contra las paperas tiene una eficacia por encima del 94 por ciento, aunque en determinadas generaciones la eficacia de esta vacuna ha sido inferior (en concreto, durante los años 1995 a 1998 y entre 1985 a 1988). Ello explica que se produzcan nuevos brotes en contextos como colegios o universidades, donde los alumnos pertenecen a la misma o similares generaciones y en lo que el contacto es intenso.
Entre los síntomas de las paperas se encuentra una inflamación aguda unilateral o bilateral dolorosa que afecta precisamente a las glándulas parótidas u otras glándulas salivales. Suele ser una afección leve (aunque incómoda), pero en algunos casos (sobre todo en personas mayores) puede llegar a generar complicaciones en otras glándulas del cuerpo, el sistema nervioso central, los testículos… Las complicaciones más frecuentes asociadas a ella son la meningitis y la inflamación testicular, que puede llevar a la infertilidad.
En cuanto al tratamiento, éste consiste en aliviar los síntomas. Su periodo de incubación es de 14-21 días y resulta más contagiosa unos 4 días antes de la inflamación visible de las glándulas parótidas.
Tras producirse un caso, como medida de prevención, se recomienda aislamiento del enfermo de tipo respiratorio domiciliario durante cuatro días desde el comienzo de la parotiditis, que es el período de máxima transmisibilidad, así como evitar el contacto estrecho con personas susceptibles de ser contagiada, especialmente en el caso de colectivos que no pueden vacunarse (por ejemplo, mujeres embarazadas e personas inmunodeprimidas) o que aún no estén vacunadas con dos dosis (menores de 6 años).