El tabaquismo se ha asociado con la disfunción eréctil (DE) y las enfermedades cardiovasculares (ECV), pero apenas se ha investigado una relación similar en los hombres que usan a diario cigarrillos electrónicos. Ahora, en el primer estudio poblacional de este tipo, los investigadores de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York y de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins sugieren que los hombres de entre 20 y 65 años sin antecedentes de ECV que usan sistemas electrónicos de administración de nicotina (ENDS) a diario tienen más del doble (2,4 veces) de probabilidades de sufrir disfunción eréctil.
Según publican los investigadores en línea en la revista 'American Journal of Preventive Medicine', dado que el uso de cigarrillos electrónicos parece estar asociado a la disfunción eréctil independientemente de la edad, la ECV y otros factores de riesgo comunes de la disfunción eréctil, los usuarios de ENDS deben ser informados sobre la posible relación entre el uso de ENDS y la disfunción eréctil.
"Dado que muchas personas utilizan los cigarrillos electrónicos como una forma de reducir los daños del tabaquismo o para ayudarles a dejar de fumar, tenemos que investigar a fondo la relación entre los productos de vapeo y la disfunción eréctil, y las posibles implicaciones para la salud sexual de los hombres. Nuestros hallazgos subrayan la necesidad de realizar más estudios para contextualizar el patrón de uso de los cigarrillos electrónicos, que es relativamente más seguro que fumar", señala Omar El Shahawy, profesor asistente en el Departamento de Salud de la Población en NYU Langone y autor principal del estudio.
"Nuestros análisis tuvieron en cuenta el historial de tabaquismo de los participantes, incluidos los que nunca fueron fumadores de cigarrillos para empezar, por lo que es posible que el vapeo diario de cigarrillos electrónicos pueda estar asociado con mayores probabilidades de disfunción eréctil independientemente del historial de tabaquismo de cada uno", añade.
El equipo de investigación utilizó datos del Estudio de Evaluación de la Población sobre el Tabaco y la Salud (PATH, por sus siglas en inglés), un estudio representativo a nivel nacional de 45.971 adultos estadounidenses mayores de 18 años que examina diversos comportamientos de consumo de tabaco y resultados de salud.
Este estudio se realizó sobre 13.711 varones de 20 años o más que respondieron a una pregunta sobre la disfunción eréctil. El doctor Tanmik Shah, de la NYU Langone, estadístico principal y coautor del estudio, examinó la asociación entre el consumo de ENDS y la disfunción eréctil en la muestra completa, así como en una muestra restringida de 11.207 varones adultos de entre 20 y 65 años sin diagnóstico previo de ECV, ajustando al mismo tiempo por múltiples factores de riesgo. Los encuestados se clasificaron como nunca, antiguos y actuales (ocasionales o diarios) consumidores. Casi la mitad de los participantes eran antiguos fumadores de cigarrillos, el 21% eran fumadores actuales de cigarrillos y el 14% utilizaban otros productos del tabaco.
En comparación con los que nunca usaron ENDS, los usuarios diarios tenían más de dos veces más probabilidades de informar de que tenían disfunción eréctil (2,2 veces en la muestra completa y 2,4 veces en la muestra restringida). Hubo una asociación significativa entre el uso de cigarrillos electrónicos y la disfunción eréctil entre los encuestados de 20 a 65 años con un índice de masa corporal normal y sin ECV, lo que sugiere una asociación de la disfunción eréctil con el uso de ENDS entre una población relativamente sana.
Dentro de la muestra restringida, el 10,2 por ciento de los encuestados declaró una disfunción eréctil. El cinco y medio por ciento declaró el uso ocasional de ENDS mientras que el 2,5 por ciento declaró el uso diario de ENDS. En comparación con los que declararon no usar nunca ENDS, los usuarios de ENDS a diario eran más propensos a declarar una DE tanto en la muestra completa como en la restringida. La actividad física se asoció a una menor probabilidad de DE en ambas muestras de población.
La siguiente fase de la investigación, avanza El Shahawy, consistirá en comprender mejor si ciertos tipos de ENDS tienen una mayor asociación con la de que otros, y si la DE reportada podría ser reversible con la interrupción de su uso. Dado que este estudio sólo examina a los hombres, la investigación futura también debería investigar la asociación entre el uso de ENDS y la disfunción sexual entre las mujeres.