Un día de malas noticias sobre el coronavirus alumbra una buena. Tras la declaración de la OMS como pandemia, asombrada por la radpiez de expansión del virus, el Instituto de Investigación Migal de Israel ha anunciado que ha desarrollado una vacuna contra el nuevo coronavirus, mutación vírica que apareció en diciembre de 2019 en Wuhan (China), y que podría estar disponible en unos 90 días. Cierto que los científicos han postergado encontrar una hasta aun año, pero la realidad es que los científicos no comenzaron investigando el coronavirus.
Los expertos comenzaron su trabajo desarrollando una vacuna contra la gripe aviar, que se utiliza ahora por defecto con cada ave que nace en Israel y en muchos otros países también, por lo que ya tenían "mucho terreno ganado" cuando empezaron a difundirse informaciones sobre la mutación del nuevo coronavirus, según desvela el Jerusalem Post.
"Nuestro objetivo básico era desarrollar la tecnología general y no específicamente una vacuna para este o aquel tipo de virus. El marco científico de la vacuna se basa en un nuevo vector de expresión de proteínas, que crea y secreta una proteína quimérica soluble que entrega el antígeno viral a los tejidos de la mucosa por endocitosis autoactivada, haciendo que el cuerpo forme anticuerpos contra el virus", ha dicho el jefe del departamento de biotecnología de Migal, Chen Katz.
La endocitosis es un proceso celular en el que se introducen sustancias en una célula rodeando el material con la membrana celular, formando una vesícula que contiene el material ingerido. En los ensayos preclínicos, el equipo demostró que la vacunación oral induce altos niveles de anticuerpos específicos contra el virus aviar.
Después de que los científicos secuenciaran el ADN del nuevo coronavirus, los investigadores coincidieron en señalar en que el coronavirus de las aves de corral tiene una "gran similitud genética" con la variante humana, además de que utiliza el mismo mecanismo de infección, lo que aumenta la probabilidad de conseguir una vacuna humana eficaz en un período de tiempo "muy corto".
"Todo lo que tenemos que hacer es ajustar el sistema a la nueva secuencia. Estamos en medio de este proceso, y con suerte en una semana tendremos la vacuna en nuestras manos", han asegurado, para comentar que una vez desarrollada la vacuna tiene que pasar un proceso regulatorio, que incluye ensayos clínicos y producción a gran escala.
Será una vacuna oral, lo que la hará particularmente accesible al público en general. "Actualmente estamos en intensas discusiones con socios potenciales que pueden ayudar a acelerar la fase de ensayos en humanos y acelerar la finalización del desarrollo del producto final y las actividades regulatorias", han zanjado.