China sigue dando pasos en la batalla mundial contra la COVID-19 y ahora ha dado luz verde al inicio de las pruebas en humanos de su vacuna contra el coronavirus, según ha anunciado este sábado el gobierno local de la ciudad de Chengdu.
Esta sustancia, desarrollada por el Hospital West China de la Universidad de Sichuan, emplea células de insectos para el cultivo de proteínas para la vacuna contra el coronavirus, una técnica novedosa en China que podría acelerar la producción a gran escala.
Los ensayos llevados a cabo previamente en monos han demostrado que esta vacuna previene las infecciones por el virus SARS-CoV-2 sin efectos secundarios obvios, según las autoridades chinas.
La Oficina Estatal china de Propiedad Intelectual (SIPO, por sus siglas en inglés) aprobó el pasado 17 de agosto la primera patente de una candidata a vacuna que podría "ser producida en masa en un breve periodo de tiempo".
Esa vacuna, desarrollada por el Instituto Científico Militar y la compañía biofarmacéutica china CanSino Biologics, comenzó a usarse a finales de junio en el Ejército chino después de que un equipo dirigido por el investigador Chen Wei descubriera un anticuerpo monoclonal neutralizante altamente eficiente.
Habitualmente, el período para que una vacuna pueda estar disponible para su uso a nivel masivo es de, al menos, entre 12 y 18 meses, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque Pekín ha acelerado los procesos debido a la emergencia sanitaria y ha permitido que se lleven a cabo al mismo tiempo algunos estudios en diferentes fases.