La cervicalgia es una molestia o dolor que afecta a alguna o varias de las estructuras que componen el cuello, entre ellas, los músculos, los nervios, las vértebras y los discos intervertebrales. Este fenómeno puede localizarse en la parte posterior del cuello o extenderse hacia los lados y también hacia los brazos, cabeza y espalda. Si dura más de tres meses, se considera dolor cervical crónico.
Se trata de un dolor muy frecuente entre la población, debido a que la columna cervical se caracteriza por ser muy flexible y permitir mayor movilidad que cualquier otra zona de la columna vertebral. De hecho, es el más común después del dolor lumbar, según la Clínica Universidad de Navarra. Parece ser más frecuente entre las mujeres, aunque afecta a ambos sexos y la mayoría de la población lo padecerá en algún momento de su vida, según explica 'Cinfasalud'.
El dolor cervical se debe a factores musculares o ligamentosos relacionados con una mala postura, a una mala ergonomía, al estrés o a la fatiga muscular crónica. La causa más común de dolor cervical son las lesiones de las partes blandas (músculos o ligamentos), debidas a traumatismos o al deterioro progresivo, según la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (SECOT),
Actividades que llevamos a cabo diariamente al trabajar o en el hogar, como ver la televisión, estar sentados delante de un ordenador o dormir en una mala postura son a menudo las responsables de que se produzca esta tensión o distensión muscular.
También las caídas y accidentes, sobre todo los de tráfico, pueden causar lesiones cervicales de diversa gravedad, como la fractura de vértebras o el latigazo vertical. El latigazo cervical suele producirse cuando las personas que viajan en un vehículo sufren una contusión lateral o posterior. En esa situación, el cuello se ve sometido a un movimiento de aceleración o flexión, seguido de un segundo movimiento contrario de desaceleración o extensión. Cuando estos dos movimientos se producen bruscamente y a gran velocidad, la musculatura cervical, que no está preparada para ello, se contrae bruscamente y arrastra consigo a la columna cervical, lo que puede causar daños de diferentes grados de severidad.
Otras posibles causas del dolor cervical son:
-Afecciones médicas como la fibromialgia.
-La artritis cervical o espondilosis.
-Ruptura de disco (los discos intervertebrales son elementos cartilaginosos llenos de una sustancia gelatinosa que proporciona amortiguación a la columna vertebral).
-Pequeñas fracturas de la columna, consecuencia de la osteoporosis.
-Estenosis raquídea (estrechamiento del conducto raquídeo).
-Esguinces.
-Diversas infecciones de la columna (osteomielitis, disquitis, absceso).
-Un cáncer que afecte a la columna.
¿Cuáles son sus síntomas?
Además de dolor en el cuello, se puede sentir entumecimiento, hormigueo o debilidad en el brazo, en los dedos u otras partes del cuerpo. También puede darse dificultad para mover el cuello con normalidad -lo que se conoce como cuello rígido- , cefaleas y, en algunos casos, mareos.
La cervicalgia se diagnostica mediante una exploración clínica exhaustiva que incluya valoración de la postura, movilidad cervical y zonas dolorosas, así como evaluación de la función de nervios y músculos en brazos y piernas, radiografías del cuello para valorar las vertebras cervicales y, si es necesario, otras pruebas como el TAC, la resonancia magnética o la electromiografía, que registra la actividad eléctrica de los músculos.
Una vez realizado el diagnóstico, lo habitual es recurrir a la fisioterapia para controlar y tratar las molestias cervicales. En concreto, los masajes en el cuello junto a terapias locales de calor, incluidas duchas en la zona a la mayor presión y temperaturas posibles, favorecen la relajación de los músculos y mejoran la movilidad del cuello.
Además, el dolor puede tratarse con analgésicos como el paracetamol, antinflamatorios como el ibuprofeno o miorrelajantes musculares, siempre bajo supervisión médica. En ocasiones extremas, el especialista puede recomendar también el uso temporal de un collarín, pero éste debe usarse siempre bajo supervisión médica, y nunca durante mucho tiempo, para evitar que los músculos del cuello se debiliten.
En algunos casos (por ejemplo, si el dolor es provocado por un disco herniado), puede ser necesaria la cirugía para reducir la presión en la médula espinal o en las raíces nerviosas.
Las siguientes recomendaciones pueden ayudarnos a reducir el dolor cervical. Además, dado que el estrés y las malas posturas son las responsables de gran parte de los casos, también es importante aplicar estos consejos aunque no se sufra dolor, como medidas preventivas