Ha sido uno de los golpes más duros a la gestión del Gobierno de Sánchez en la crisis del coronavirus, que han dado armas a una oposición que con una mano apoya y con otra golpea a un Gobierno superado por una pandemia que se ha convertido en una guerra por conseguir productos sanitarias en la que estamos perdiendo la batalla.
España ha llegado tarde y desesperada por el ascenso de los casos de contagios y liderando los casos de enfermeros afectados, se lanzó a la compra de test para detectar el virus. En un comunicado el Gobierno argumentó. al desvelarse el escándalo, que el Gobierno, a través del Ministerio de Sanidad, había iniciado contactos con varias empresas para la adquisición de test diagnósticos, de los cuales existen varios sistemas en el mercado.
El Gobierno argumenta que adquirió una partida a un proveedor nacional, que los importaba de China y cuyo producto cuenta con el marcado CE. Las imágenes de los certificados así lo reflejan. El Gobierno, en su defensa, destaca que España se guía por la normativa de la UE y, por tanto, si un producto cuenta con la homologación europea, se puede comercializar y comprar en todo el espacio comunitario.
Dice el Gobierno que el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) analizó la documentación aportada por la empresa respecto a los estudios clínicos realizados por el fabricante chino y que se comprobó que no existía ninguna alerta de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) sobre este producto.
Ya una vez comprados, las pruebas realizadas por el Instituto de Salud Carlos III demostraron que este tipo de test podía arrojar resultados falsos, ante lo que el departamento que dirige Salvador Illa procedió a devolverlos tras haber destinado los primeros a la Comunidad de Madrid, epicentro de la pandemia en España.
De hecho, tal y como desvela La Informacion.com el Gobierno no va a sancionar de ninguna forma al proveedor. Fernando Simón, confesaba en la rueda de prensa diaria que ya se había procedido a la devolución de los test y que se cambiarían por otros validos. Desde Sanidad se defiende que esta compra fallida supone un porcentaje muy pequeño si se compara con los 5,5 millones de test adquiridos en China.
La tasa de fiabilidad de los test rápidos comprados por el Gobierno era de un 30% frente al 80% que debería cumplir. Esa es la realidad. Tan clara como se China contraatacaba de forma dura al conocer la noticia que el fabricante de los test rápidos no figuraba en la lista de proveedores de confianza facilitada por el Gobierno chino al Gobierno español para facilitarle la resolución de sus problemas de desabastecimiento de material sanitario.
La Embajada china iba más allá y aseguraba que esa empresa no había obtenido todavía la licencia de la Administración Oficial de Productos Médicos -el organismo certificador de la calidad de los productos sanitarios en China- para vender sus productos en el país. Y que el Gobierno hizo caso omiso de sus recomendaciones al indicar los proveedores homologados por el Gobierno Chino ya que en su lista no se encontraba la empresa Shenzhen Bioeasy Biotechnology, a la que el Ministerio de Sanidad compró finalmente los test.
El Gobierno volvió a defenderse destacando que la compra de material sanitario anunciada por el ministro Salvador Illa, se inició antes de que las autoridades chinas facilitaran nuevos listados de sus proveedores al Gobierno de España. No obstante, esos listados incluyen fabricantes validados y preferentes.
Para más escarnio no fueron 9.000 test rápidos defectuosos los comprados en China a través de un intermediario español, sino hasta 50.000. Así lo ha reconocido el Ministerio de Sanidad, según han adelantado TVE y la cadena Ser.
El problema grave lo tenemos en Madrid donde se han dado como falsos negativos a muchos ciudaanos quer sí que pueden tener coronavirus. El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, ha dicho que el Ministerio de Sanidad le suministró a Madrid 9.450 pruebas para detectar el contagio de coronavirus "sin validar", un material que dio 70 % de falsos negativos tras ser comprobado en laboratorio y "en el campo de batalla".
En una entrevista en Onda Madrid este viernes, el consejero también ha señalado que este fin de semana llegarán a la región los equipos de protección individual (EPI), según ha anunciado el Ministerio de Sanidad, aunque ha subrayado que Madrid seguirá buscando material "a todos los niveles".
Ruiz Escudero también ha señalado que el Gobierno madrileño no ha recibido ninguna mascarilla de las que usan los profesionales para tratar a los pacientes, es decir las FFP2 y las FFP3, ni "buzos" ni "batas", y en este sentido ha denunciado la "cantidad irrisoria" de material que ha llegado.
Por ello, el Ejecutivo madrileño tratará de buscar el material en China, aunque ha afirmado que "no es nada fácil" por la complicación de realizar compras en ese país.
El consejero ha insistido en que la cifra real de contagios es mayor a la oficial, ya que la Atención Primaria hace un seguimiento a más de 50.000 personas con diagnóstico por teléfono, y aunque seguramente "no sean todos positivos", habrá "bastantes miles de casos" que sí lo sean y no están contabilizados. El drama de los test tampoco ha ayudado a aclarar hoy realmente cuántos contagiados hay en España. Lo que sí parece claro es que hay muchos más que los que se han constatado de forma oficial.