Las redes sociales tienen el potencial de crear relaciones, pero también de destruirlas. Un like, un comentario o el simple hecho de seguir a alguien en Instagram puede despertar los celos en la pareja. La gran pregunta es si esta reacción es exagerada o si realmente hay motivos para sentir cierta inseguridad.
Paloma, una joven zaragozana de 25 años, lleva cuatro meses con su novio. La relación va bien. Conoce a sus amigos y él a los de ella. Han hecho su primera escapada romántica estas navidades, que fue un éxito. Se respetan, se admiran y se divierten, y aunque les encanta pasar tiempo juntos, también valoran mucho su espacio. El problema, reconoce Paloma, es que “los celos están estropeando el principio de la relación, y no quiero que él se entere, pero lo estoy pasando muy mal”.
Curiosamente los celos no aparecen cuando su novio sale de fiesta, está en el trabajo o se va de fin de semana con sus amigos. En esos momentos se encuentra tranquila. Tampoco es un problema de confianza. Sabe perfectamente que él no le sería infiel. “Son inseguridades mías”, confiesa. ¿La causa? El feed de Instagram de su novio.
“Sigue a muchísimas chicas atractivas que no conoce en persona, en plan influencers, famosas y también chicas normales sin muchos seguidores. Y todas son guapísimas y tienen un cuerpazo”, comenta. “Él nunca me ha hecho ningún comentario feo. Todo lo contrario. Siempre me dice que le encanto, pero luego veo a esas chicas que no tienen nada que ver conmigo y… Me siento como una mierda”, confiesa ella.
Paloma no ha dicho nada a su novio porque no quiere agobiarle ni coartar su libertad, pero esta situación está afectando a su autoestima. “Me comparo constantemente con estas chicas y pienso que soy un premio de consolación, que si alguna de ellas empezase a hablarle, él pasaría de mí porque no soy tan atractiva. Luego lo pienso en frío y sé que no, pero no puedo evitar sentirme así”. Además, la joven se ha obsesionado con Instagram hasta tal punto que en su tiempo libre revisa los perfiles de estas chicas. “Por la noche miro a ver si sigue a más gente, y después me meto a cotillear las fotos de las chicas. Me siento culpable por hacerlo, pero es que además me duele. Me castigo a mí misma”, reflexiona.
Paloma tiene muy claro que los celos son fruto de sus inseguridades, pero en muchas parejas, esta situación puede o bien provocar la ruptura, o bien derivar en comportamientos posesivos y tóxicos.
Antes de llegar a esos extremos y para responder a la pregunta de si es normal sentir celos en estos casos, es importante diferenciar lo que es una infidelidad, una falta de respeto y la libertad individual.
Una infidelidad implica romper los acuerdos preestablecidos con tu pareja. Acuerdos que no son iguales en todas las relaciones y que se deben consensuar explícitamente.
Muchas veces nos da vergüenza explicitar esos acuerdos porque no queremos agobiar a nuestra pareja al principio de la relación. También es habitual que los demos por sentado basándonos en anteriores relaciones de pareja. El problema es que lo que para ti o tu expareja son cuernos, para tu pareja actual puede ser algo completamente inofensivo.
Por ejemplo, hay quienes consideran que el sexting no es una infidelidad. Otras personas se sienten traicionadas si su pareja se masturba pensando en alguien más. También existen relaciones en las que la infidelidad está más relacionada con la conexión emocional que con el sexo. En otras palabras, al empezar una relación debéis hablar de lo que no estáis dispuestos a tolerar y llegar a un punto medio entre ambas posturas.
A medida que la relación avance estos acuerdos pueden cambiar. Por eso es recomendable volver a hablar de cómo os sentís, de qué situaciones os generan incomodidad y de cómo podéis solucionar eso.
Que no se crucen los límites de la infidelidad no significa que tu pareja esté actuando correctamente. A veces las personas se escudan en que “no están poniendo los cuernos” para ser egoístas y crueles.
Hablamos de las faltas de respeto, conductas que dañan la salud mental de tu pareja y que, si bien no suponen una infidelidad, no se deben tolerar.
Por ejemplo, las comparaciones. No es justo que tu pareja compare tu físico con el de la gente a la que sigue en Instagram, o que compare el sexo que tenéis con el que tenía con su expareja, o que compare tu personalidad con la de sus amistades. Todas estas conductas son una forma de menospreciarte.
Tampoco es justo que tu pareja te diga que exageras cuando hablas de tus sentimientos, que te haga luz de gas o que te castigue con el silencio. Además de faltas de respeto, son formas de manipulación emocional.
Las faltas de respeto no deben pasarse por alto. En primer lugar, habla con tu pareja de cómo te sientes. Explícale que es exactamente lo que te ha dolido y cómo te gustaría que te tratase en el futuro. Permítele explicarse. ¿Por qué ha actuado así? ¿Se arrepiente o va a seguir haciendo lo mismo? ¿Estás dispuesto a tolerar que no cambie? Esas son algunas de las preguntas que debéis responder.
¡Ojo! Si te tacha de “exagerada”, “loca” o “dramática”, corta la conversación y reevalúa si merece la pena esa relación. Está invalidando tus emociones y no debes tolerar el abuso emocional.
A veces, las personas nos sentimos celosas de forma irracional por conductas que no tienen nada de malo. Por ejemplo, que tu pareja tenga amistades del género opuesto en una relación heterosexual.
Cuando esto ocurre, tendemos a reaccionar de dos formas: callándonos y sufriendo los celos en silencio, o estallando y coartando la libertad de nuestra pareja. Ninguna de las dos dinámicas es sana.
Debes respetar la libertad de tu pareja, pero también tienes derecho a decirle cómo te sientes. Por eso, si sientes celos, es importante verbalizarlos.
Cuando los celos se relacionan con las redes sociales es normal sentirte “tonto” o repetirte una y otra vez que no es para tanto y que el problema está en tu cabeza, porque tu pareja es libre de seguir a quien quiere. Aun así, sigues obsesionándote, como le ocurre a Paloma. Te dices a ti mismo que no pasa nada, pero revisas la gente a la que sigue tu pareja, comparándote con desconocidos y buscando incansablemente un “me gusta” o un comentario. A la larga, esto puede acabar con la relación. Por eso es importante actuar. ¿Prohibiendo a tu pareja seguir a gente atractiva? ¡No! ¿Callándote los celos y fingiendo que todo va bien? ¡Tampoco! Entonces, ¿cómo? Hablando. Con amigos de confianza, con tu psicólogo y sí, con tu pareja.