Al finalizar el día muchos observamos que nuestros pies no tienen el mismo aspecto que cuando nos levantamos de la cama. Notamos los pies cansados, los zapatos nos oprimen más y el aspecto es de mayor volumen. A continuación, exponemos varias de las causas que pueden influir en que este problema aumente y algunas recomendaciones para evitarlo.
Trabajar muchas horas sin apenas moverse. Permanecer muchas horas sin movernos, tanto de pie como sentado, favorece que nuestros pies se hinchen. Tras acabar la jornada laboral es recomendable practicar algún tipo de deporte o salir a dar un paseo.
Cambios hormonales y embarazo. Las personas sufrimos cambios hormonales en las diferentes etapas de nuestra vida (juventud, adolescencia, etc). Las mujeres son las que más van a notar esta hinchazón de pies derivada de los cambios hormonales. La hinchazón el y crecimiento del pie en las embarazadas se produce principalmente por la relaxina, una hormona que se segrega durante el embarazo y que afecta a los ligamentos del cuerpo, entre ellos, los pies.
Alteración biomecánica. Los pies pueden hincharse debido a una alteración biomecánica que deriva en un incorrecto equilibrio muscular a nivel de tobillos o pies.
Alteraciones vasculares. Estas alteraciones están asociadas a una insuficiencia venosa. El retorno de la sangre en sentido ascendente, a través de las venas hacia el corazón, puede sufrir alguna alteración y la zona más distal, como son los pies, sufrirán problemas de hinchazón. A su vez, también favorece la formación de úlceras.
Insuficiencia renal. Este problema presenta como síntomas que nuestros pies se hinchen por una retención de líquidos.
Calor. La climatología y las temperaturas elevadas durante los meses de verano favorecen la hinchazón de pies.
Exceso de peso. El sobrepeso y la obesidad, además de afectar a todo nuestro cuerpo en general, también repercuten en nuestros pies. Para evitar todos los problemas que pueden derivar de ello es recomendable la práctica de deporte y una dieta equilibrada.
Linfoedema. Se trata de una patología causada por la acumulación de líquido linfático en los tejidos, pudiendo influir negativamente en la cicatrización de heridas y provocar infecciones.
Infección. Si hay infección, un signo es la presencia de la hinchazón, aumentando el riesgo en el paciente de una alteración neuropática como la diabetes.
Lesiones en el pie. Los pies hinchados son un síntoma muy habitual que avisa que hay una lesión en el pie, por ejemplo, los habituales esguinces de tobillo o golpes en los pies (cuando nos damos el famoso golpe contra la esquina de una mesa o nos cae un objeto encima).
Medicamentos. Muchos medicamentos pueden tener como efecto secundario la hinchazón de tobillos y/o pies. Si esto sucede y estás tomando algún tipo de medicación, te recomendamos consultar a un especialista y comentar el problema con él.
Calzado y calcetines incorrectos. Llevar todo el día unos calcetines y/o zapatos que opriman mucho el pie (ya sea porque la talla es pequeña o porque los cordones están muy apretados) puede provocar que al quitárnoslos los pies estén hinchados (y con marcas).
Cuando seguimos los consejos anteriores de prevención y la situación no mejora, debemos acudir a profesionales que realicen una valoración y diagnóstico determinando cuál es la causa y origen.
El médico de familia nos puede realizar una exploración y determinar si requerimos la ayuda de algún especialista como un endocrimo o un médico especialista en el sistema circulatorio. También es importante la valoración del fisioterapeuta que nos puede tratar con diferentes técnicas como el drenaje linfático manual (DLM), cuyo efecto es bastante rápido y efectivo.
Si el motivo es una alteración biomecánica, es recomendable realizar un estudio biomecánico de la pisada para que aporte información al experto sobre las zonas de aumento de presión, inestabilidad o incorrecta biomecánica. También sería aconsejable realizar una exploración cutánea teniendo presente el protocolo de exploración de pie diabético.