El ocio nocturno es el principal objetivo de las nuevas restricciones para contener el coronavirus, a las que y se han sumado 14 comunidades. Los locales tienen que cerrar a la 1 de la madrugada. Las comunidades van implantando esta medida y aunque lo normal es que los clientes lo acepten con resignación, también hay quien se resiste. En varios lugares ha sido necesaria la intervención policial.
Es casi la una de la mañana y en los bares empiezan a recoger mesas en pleno mes de agosto, mientras los últimos clientes terminan sus consumiciones. “Es dificilísimo encontrar un lugar en el que te atiendan a las doce de la noche”, dice un cliente.
A pesar de la pandemia, muchos no entienden la medida. “Se te quitan las ganas de salir la verdad”, comenta una mujer. No obstante, hay quien se muestra más comprensivo. “Viendo los casos relacionados con el ocio nocturno tiene sentido”, dice otro cliente.
Los hosteleros acatan la normativa con preocupación. “Hemos vuelto al menos… menos mesas, menos horarios y eso se refleja en la caja”, nos explican.
Hay quien no atiende a razones. En varios sitios ha sido necesaria la intervención de la policía. En Logroño un grupo de clientes querían seguir la fiesta y acabaron enfrentándose a los agentes. Mucho más tranquilo fue el desalojo de playas de Marbella. Allí a partir de las 21.30 horas toca guardar la toalla.
Medidas que se añaden a las 11 de Sanidad, ya en marcha en casi todas las comunidades. Solo faltan Castilla La Mancha, Canarias y Madrid, donde mañana entrarán en vigor.