Hay que tener con el bebé horarios fijos de alimentación, hay que darles cantidades limitadas de comida, no cogerlo para que no se acostumbre a brazos... son los consejos de la abuela que no funcionan con los bebés. Los bulos que un experto como Jesús Garrido, considerado ya el pediatra influencer, ahí es nada tener más de dos millones de seguidores en facebook, destierra en su nuevo libro, 'Bebés sin cólicos' (Editorial Vergara). Estamos, en realidad, ante un curso privilegiado de comprensión del lenguaje del bebé y cómo, entendiendo lo que nos comunica, podemos ayudarle. Garrido lleva 10 años en internet. En este tiempo ha publicado más de 800 artículos y 200 vídeos.
De su experiencia en el día a día y en las redes reconoce que un exceso de ayuda, es decir, de sobreprotección, no es buena para los bebés. En eso sí que tiene razón la abuela. "Desde la buena voluntad, todos los padres se sienten responsables del bienestar de su hijo y es lo que más quieren en el mundo. Pero un exceso de protección impide que el bebé se adapte al entorno. Tienen muchos más recursos para hacerlo de lo que pensamos". Garrido sabe dar los consejos más concretos a esos padres primerizos aterrados porque su bebé no para de llorar y que se ven incapaces de encontrar las respuestas adecuadas cuando estos están enfermos.
Una de las primeras claves para que un padre primerizo adquiera algo de calma en su día a día es saber por qué su bebé llora. Y no, no siempre es porque esté enfermo. Si un niño llora es porque le faltan uno de estos cuatro pilares: comodidad, alimento, estímulos o sueño. Y ojo, los chupetes pueden calmar el llanto, pero provocan gases. No es bueno abusar de ellos. Son junto con la ansiedad a la ahora de comer factores que provocan otro de los grandes dolores de cabeza: los cólicos.
"Lo mínimo que deberíamos entender de un bebé es que tiene necesidades y que en su etapa inicial nuestra labor de crianza debe cubrir esas necesidades de forma efectiva. Muchos niños siguen llorando porque a los padres se les recomienda no cubrir esas necesidades biológicas básicas de alimento y estímulos", explica Garrido. Error.
Porque lo que deben entender los padres, aunque sin traumas, es que un niño no llora porque sí y a veces las soluciones al llanto no son tan complejas. Cierto que hay razones que pueden hacer que la noche se convierta en un infierno, pero los bebés lloran cuando tienen hambre, recibe pocos estímulos, tienen el intestino irritado y gases, sufren alergias o reflujos. La época más compleja se da entre las tres semanas y los tres meses. Y hay que preocuparse si llora más de tres horas al día, y más de tres días a la semana.
Ahora vamos con algunas de las claves que Garrido conoce después de muchos años llevando la calma a los hogares. La primera es que muchos padres desconocen que "al bebé hay que darle el pecho cuantas veces sea necesario cuando un bebé está despierto. Es mejor que acunarle y darle el chupete. Si el bebé tiene hambre comerá".
Esos consejos que dicen que va a empacharse no son reales, como tampoco lo son que si come mucho echará más bocanadas, o que con el biberón es más difícil que coma". Lo mejor es no dejar dos horas entre toma y toma.
Y no, no son bichos raros. Hay niños que toman más de noche que de día aunque uno de los grandes errores que cometen los padres es dejar luces encendidas en el cuarto. Mejor no hacerlo. Pueden romper tanto el ciclo de sueño como el de lactancia. Y eso se puede convertir en un problema.
"En invierno algunos bebés tienen el ritmo circadiano cambiado porque durante el día hay poca iluminación y al anochecer encendemos las luces. Si a esto añades luz en el dormitorio por la noche para vigilar si está bien destruimos la producción de melatonina haciendo que tiendan a alimentarse más al anochecer (cuando encendemos las luces más potentes), que es cuando baja la producción de leche materna", señala Garrido.
Los cólicos, eso sí es una verdad que los padres saben, son la primera fuente de visitas al pediatra durante estas primeras etapas, las infecciones vendrán después. No faltan las visitas por problemas de sueño, y comida. Los grandes terrores de los padres son "el miedo a las infecciones graves, que el bebé no se alimente bien, la mala calidad de sueño, problemas en el desarrollo y no estar educando bien a sus hijos", confirma Garrido.
El experto también reconoce que la falta de sueño de los padres a la hora de tener un bebé no es un bulo, ni mucho menos. Al menos durante los primeros tiempos, las ojeras suelen acompañar a los padres. "En las primeras semanas lo que produce problemas de sueño suele ser un fallo en la regulación del ritmo día-noche o molestias. A partir de los 4-7 meses los rituales de sueño pueden necesitar la intervención de los padres mientras que por encima del año y medio son molestias o apneas las que impiden descansar al niño".
Y la frase "el niño no me come", nos persigue hasta el acné. Es un mantra entre los padres. "En la alimentación de los bebés la clave durante toda la historia de la humanidad ha sido la cantidad. Pero eso ha cambiado mucho en las últimas generaciones. Afortunadamente ninguno de nosotros ha visto a un niño morir de malnutrición, cosa que antes era frecuente. En la actualidad es la falta de variedad y el exceso lo que genera problemas de salud. La clave para resolver esto es dejar de preocuparse de que el niño coma, y empezar a preocuparnos de que coma sano, cosa que sólo podemos conseguir si en casa hay una buena dieta". Es el consejo del experto, tercer hijo de una familia de siete hermanos que ahora pasa consulta en el Hospital HLA Inmaculada de Granada. Su web Mipediatraonline.com cuenta con dos millones de seguidores en facebook.
Dejar que los bebés lloren es otro de los mantras que no funcionan. "No hay que dejar que lloren , ¿para qué? Tampoco apuesto porque los adolescente ignoren a sus padres. El llanto es la forma del bebé de comunicarse con nosotros. Si queremos cuidar de él atender a su llanto es mucho más eficaz que cualquier regla absurda de horarios estándar que podamos seguir. Cuando el bebé necesita algo o hay un problema que le causa dolor nos lo comunica con su llanto".
El estreñimiento y los gases también son un dolor de cabeza. Pero cuándo saber que son el motivo del llanto. Garrido tiene claro que "para muchos padres que su bebé no haga caca todos los días o no expulse los gases después de cada toma es algo que les genera angustia porque les han dicho que debe hacerlo. Pero un bebé que se alimenta sólo con leche puede pasar semanas sin hacer caca y hay bebés que no eructan casi nunca, sin que esto les suponga ningún problema" destaca Garrido.
El problema real es cuando la acumulación de heces o gases "aumenta la presión de la barriga tanto que causa dolor. Si no hace caca, si no eructa y da apretones, pero no llora es que el niño está consiguiendo sin ayuda gestionar bien el vaciado de su tripa. Cuando aparece un llanto inconsolable es cuando el niño ya no está logrando este objetivo y necesita nuestra ayuda", advierte el experto, que concluye con otro drama: el de las alergias. Importante saber cuándo están ahí. Erupciones en la piel, vómitos con facilidad, diarreas persistentes y dermatitis en la zona del pañal o dificultad en la zona respiratoria dan claves.