El tránsito del invierno a la primavera, con su correspondiente cambio de temperatura, sumado a los días de encierro son factores que han afectado de manera negativa a la piel, agravando problemas como la sequedad o el acné. El empeoramiento del acné durante el confinamiento puede ser debido a varias circunstancias: subida de las temperaturas, aumento del nivel de estrés, falta de ejercicio, fallos en la rutina facial, alimentación inadecuada e incluso alteraciones en el sueño.
Una subida drástica de las temperaturas puede favorecer la aparición de granos ya que el sudor atrae la suciedad y el polvo que provocan una obstrucción de los poros. Si a esta obstrucción se suma el exceso de producción de sebo, la consecuencia es una infección y posterior inflamación del folículo piloso.
Si al calor se suma la humedad y el consecuente aumento de la sudoración, se produce una deshidratación de la piel y con ello un efecto rebote, es decir, un aumento del sebo y la aparición de más granitos. Además, la humedad aumenta la producción de sebo que obstruye los poros y facilita la proliferación de bacterias, propiciando la aparición de granitos.
El estrés es otro factor que puede agravar los problemas de la piel y desencadenar un brote de acné, además puede incitar, de manera consciente o inconsciente, a manipular las lesiones, propiciando un empeoramiento de su estado.
La falta de ejercicio repercute negativamente en el nivel de estrés, pero también impide la eliminación de toxinas que a su vez obstruyen los poros provocando la aparición de bacterias y la inflamación del folículo. Si bien es cierto que el sudor puede agravar el problema, es importante seguir una rutina de higiene antes y después de practicar deporte para facilitar la transpiración.
Posiblemente pasar tanto tiempo en casa haya relajado tu estricta rutina facial que incluye limpiar la cara de día y de noche para evitar que los poros se taponen. También es importante huir del agua caliente y optar por limpiadores suaves, libres de alcohol, grasas y siliconas, preferiblemente los recomendados por tu especialista. Otra buena costumbre es utilizar una vez a la semana una mascarilla de barro, de azufre o arcilla verde, que purifican y ayudan a absorber la suciedad evitando la inflamación de los poros.
También hay que impedir la deshidratación de la piel aplicando una crema hidratante adecuada, de este modo se evita que las glándulas sebáceas se protejan generando más grasa.
En muchas casas el confinamiento se ha convertido en una excusa estupenda para experimentar con recetas con las que jamás te hubieras atrevido. No es sólo el chocolate, que en grandes cantidades puede favorecer la aparición de granos, son los fritos, embutidos y alimentos industriales en general, que por su alto contenido en grasa pueden provocar un brote de acné.
Para muchas personas, uno de los efectos del confinamiento ha sido la alteración en el ciclo de sueño que en muchos casos ha llegado al insomnio. El insomnio produce el debilitamiento del sistema inmunológico que, a su vez, disminuye la capacidad de defensa frente a cualquier tipo de patología de la piel incluido un brote de acné.
Además de volver a tus buenas costumbres, que incluyen no sólo una rutina de belleza adecuada, sino una alimentación ordenada y reducción del nivel de estrés, es muy importante que en tus salidas a la calle utilices un protector solar adecuado para tu piel.
Es cierto que el sol mejora el acné ya que los rayos UV tienen un efecto seborregulador y bactericida, pero hay que tener mucho cuidado porque el acné estival provoca un engrosamiento de la piel, por lo que el sebo puede quedar retenido provocando un empeoramiento. Para evitarlo, es importante utilizar siempre protectores solares que no contengan aceites, hipoalergénicos, no comedogénicas, que no contengan sustancias irritantes y con un factor de protección superior a 30 para evitar el engrosamiento de la piel y las quemaduras solares.
Además, es importante para las pieles con tendencia acneica limpiar la piel cuando vuelvas a casa y eliminar cualquier tipo de resto de fotoprotector.