El Gobierno ha presentado el Plan para la Transición hacia una Nueva Normalidad, que ha sido aprobado por el Consejo de Ministros y que establece los pasos a seguir para que las medidas de restricción se vayan relajando poco a poco.
Así, este plan de desescalada constará de cuatro fases, con una duración mínima de quince días cada una, que podrán alargarse si la pandemia no evoluciona como debe. Para pasar de una fase a otra se tendrán en cuenta diferentes parámetros: la capacidad del sistema sanitario, la situación epidemiológica, las medidas de protección en espacios públicos o datos de movilidad y socioeconómicos.
En el anuncio del Ejecutivo se ha incluido la lista de actividades que, poco a poco, irán retomándose hasta llegar al escenario de 'nueva normalidad', en un mínimo de seis semanas y un máximo de ocho, según los plazos fijados por el Gobierno.
El coronavirus ha afectado a todos los ámbitos de la sociedad, convirtiéndose no solo en una crisis sanitaria sino también en una social y económica. Así, desde hace más de 40 días, los ciudadanos españoles vivimos confinados en nuestras casas realizando los movimientos imprescindibles.
Con la desescalada llega también el retorno del contacto social, aunque nuestras relaciones personales a partir de ahora y en el futuro próximo se verán marcadas por el distanciamiento social.
El amor también se ha visto afectado por esta pandemia mundial. A principios de marzo, el miedo al coronavirus comenzó a cancelar las primeras bodas, cuando todavía el estado de alarma no se había impuesto. Con su aprobación, este tipo de eventos multitudinarios quedaron cancelados, y la boda quedó reducida a la presencia de los novios, dos testigos y el responsable de oficiar la ceremonia.
Ahora, con el plan aprobado por el Ejecutivo, las bodas podrán volver a celebrarse a partir de la fase 2, aunque no serán ni mucho menos como las conocíamos: los restaurantes tendrán el aforo limitado a un tercio, y en los lugares de culto no se permitirá más de la mitad del aforo.
Si algo hay en este tipo de celebraciones son los abrazos, los besos y la gente muy junta celebrando el amor, con ganas de juntarse y disfrutar de la compañía de sus seres queridos, una situación impensable en la actualidad.
Por ello, estos eventos tendrán un número limitado de asistentes, y deberán guardarse las distancias de seguridad necesarias. Este aforo podrá ampliarse una vez se llegue a la siguiente fase, la fase 3, prevista para el 8 de junio, como pronto, si la pandemia evoluciona favorablemente.
En España se hacen 180.000 bodas al año. Ante esta situación excepcional, muchas parejas han optado por aplazar sus fechas hasta el año que viene, para no correr ningún tipo de riesgo y que se puedan volver a celebrar. Así, algunas empresas han permitido a las parejas fijar la misma fecha de boda que tenían inicialmente, pero un año más tarde.
Casi todas las parejas apuestan por aplazar el esperado 'sí quiero', y la primavera de 2021 se está convirtiendo en el momento clave, en el que el sector de las bodas augura una temporada alta, con fechas completas.
A pesar de ello, también hay algunas parejas, las más arriesgadas, que no quieren esperar tanto tiempo para su gran día y que han aplazado su enlace para este septiembre u octubre.
El mundo de las bodas relaciona una gran cantidad de servicios, desde el catering, la restauración o la música hasta la fotografía y la floristería. Por ello, empresas catalanas de todos estos ámbitos se han unido para exigir a las autoridades "poder reanudar nuestra actividad de manera inmediata", y, sobre todo: "sin limitaciones de aforo".
Para ello se comprometen a establecer una serie de medidas extraordinarias para que se cumplan con las garantías de salud necesarias, como el control de temperatura en los accesos, distribución de dispensadores de gel hidroalcohólico o medidas que aseguren las distancias de seguridad.