Actualmente las redes sociales son una parcela más de nuestra vida, sobre todo para aquellas personas que trabajan en el sector digital. A través de Instagram compartimos vacaciones, citas románticas, planes con amigos y, en definitiva, una gran parte de esa atesorada intimidad. Sin embargo, se trata de un reflejo edulcorado de nuestra vida. Decidimos publicar sólo lo bueno, aquello de lo que nos enorgullecemos y queremos mostrar al mundo. Por eso nos sorprende tanto cuando una figura pública se planta frente a la pantalla para compartir la parte más fea de las redes sociales, como ha pasado recientemente con Daniel Marrero.
Cada vez son más los influencers que deciden priorizar su salud mental frente a su posición en redes sociales, entre ellos destaca Dulceida, que acumula ya casi 3 millones de seguidores, y que decidió abandonar de forma temporal su cuenta de Instagram. “Necesito reconstruirme, necesito abrazarme y cuidarme para volver. Me siento perdida y necesito encontrar el camino para recuperar mi alegría y volver a conocerme, volver a ser yo y volver a quererme. Está siendo un año de mierda”, confesaba antes de ese necesario stand by. Pero no es la única influencer que ha tomado esta decisión.
Daniel Marrero, influencer y modelo con 346 mil seguidores en Instagram y 1.2 millones en TikTok, ha decidido tomarse un respiro durante un par de semanas tal y como comunicó su amigo Jorge Cyrus en Instagram. “Daniel en cuanto vuelva a redes y tal lo explicará todo como él quiera y cuando vea oportuno”, explicaba.
Aunque quizá la ausencia más sonada sea la de Charli D'Amelio, la ‘tiktoker’ más conocida con casi 125 millones de seguidores a sus 17 años. A comienzos de septiembre, la joven explicaba que le resulta muy complicado lidiar con los comentarios hostiles de algunos seguidores. “Soy yo la que ha elegido publicar mi día a día, pero recibir estos mensajes me hace daño”, reflexionaba. Por eso ha decidido reducir su presencia en redes sociales publicando menos contenido.
Sin llegar al extremo de los influencers con miles o millones de seguidores, estar demasiado presentes en las redes sociales puede afectar a nuestra salud mental.
Uno de los factores que más nos afectan es la comparación social. A veces olvidamos que lo que vemos en Instagram es sólo una pequeña parte de la vida de otras personas, y acabamos comparando nuestro día a día con lo que otros publican. Inevitablemente salimos perdiendo, o al menos eso creemos.
Este tipo de comparaciones están sesgadas. Cuando analizamos nuestra vida, tenemos una visión global: está lo bueno, por ejemplo esas vacaciones en Formentera o la última vez que fuiste de cena romántica con tu pareja, lo más rutinario, por ejemplo la rutina del día a día, y lo malo, por ejemplo los momentos de ansiedad que nos desborda, las inseguridades o la tristeza cuando no conseguimos lo que nos proponemos. En cambio, al visualizar la vida de la gente a la que seguimos, tenemos una visión muy limitada: prácticamente todo lo que comparten es bonito.
Esta comparación social nos lleva a querer mostrar una vida cada vez más idealizada. Filtramos nuestra realidad para que encaje con lo que creemos que es deseable, y damos a los likes el poder de condicionar nuestra felicidad.
Las secuelas de las redes sociales en la salud mental hacen que muchos influencers decidan cortar por lo sano borrándose la cuenta o desinstalando la aplicación. Esta decisión es totalmente respetable, pero también es posible convivir con las redes sociales de una forma más tranquila. En otras palabras, entre la obsesión que nos genera estar pendientes 24 horas de Instagram, y la decisión de desaparecer para siempre de las fauces de internet hay un término medio.
Reducir el consumo de las redes sociales es una forma ideal de autocuidarnos. Pero, ¿cómo sé si necesito hacer un parón digital?
Como acabamos de ver, no es necesario borrarte Instagram, Twitter o TikTok para tener una vida plena. En realidad, es más saludable desarrollar una relación equilibrada con las redes sociales sin necesidad de renunciar a ellas. Pero, ¿en qué me puede ayudar un parón digital?
Ahora que conoces los beneficios de la desconexión de las redes, es decisión tuya implementar un cambio. Si todavía dudas, hazte una pregunta: ¿Cómo mejoraría tu vida si todo el tiempo que dedicas a las redes sociales lo dedicases a cuidar tu salud mental?