En muchas ocasiones el alcohol se relaciona directamente con el exceso de grasa, sobre todo, la grasa visceral, aquella que se acumula en la parte abdominal. No es de extrañar que quien bebe demasiado y con frecuencia pronto logre presumir de 'barriga cervecera'. Pues bien, un reciente estudio, llevado a cabo por un equipo de investigadores a nivel internacional, y publicado en la revista Obesity Science & Practice, desmonta el mito de que el alcohol fomenta ese exceso de grasa. O, al menos, no todos las bebidas alcohólicas lo hacen de la misma manera.
El estudio indica que un alto consumo de cerveza y licores sí está relacionado con alcanzar elevados niveles de grasa en el abdomen, pero, por el contrario, beber vino no fomentaría ese exceso de grasa. Es más, según el tipo de vino, este podría ayudar a prevenir su aparición.
En la investigación participaron 1.869 personas blancas, de entre 40 y 80 años, siendo el 59% hombres. De todos ellos se recogieron datos demográficos, relacionados con su consumo de alcohol y alimentos y de su estilo de vida, mediante un cuestionario de pantalla táctil. Después, y a partir de la información de su altura, peso y extracción de sangre, se analizó la composición de todos los cuerpos y su relación con el consumo de alcohol.
El resultado de la investigación concluyó que beber cervezas o licores sí conduce a tener mayores niveles de grasa abdominal, mientras que consumir vino tino no, es más, se pudo comprobar su relación con índices más bajos de grasa e incluso cierta protección hacia su aparición.
En el caso del vino blanco, además de no aumentar la grasa visceral en el cuerpo, descubrieron también que podría proporcionar unos huesos más densos. La principal autora del estudio, Brittany Larsen detalla que encontraron una mayor densidad mineral ósea entre los adultos mayores que bebían vino blanco con moderación, un dato que no se aplicó a quienes bebían vino tinto o cerveza.