Ha llegado diciembre y ya amanecemos con temperaturas más típicas del invierno y con valores que alcanzan bajo ceros en muchas zonas del país. Cuando salimos a la calle nos apetece tomarnos algo caliente para contrarrestar el frío que sentimos. En cualquier cafetería optamos por el chocolate, café o el té caliente como mejor manera de entrar en calor, pero un estudio demuestra que nos estamos equivocando. ¿Por qué no son buenas las bebidas calientes en otoño?
Llevábamos haciéndolo toda la vida mal y no lo sabíamos. Según un neurocientífico de la Universidad de Cambridge, Peter McNaughton, consumir bebidas calientes no acabará con el frío de nuestro cuerpo. Lo único que conseguiremos es que nuestra temperatura corporal incremente y con ello, la sudoración. Esto supone que el agua de nuestros poros se evapore de forma muy rápida de la piel y el cuerpo tenderá a enfriarse velozmente, por lo que conseguirás justo el efecto contrario.
Pero no te preocupes: hay una solución y no te la imaginarás. Parece contraproducente optar por las bebidas frías cuando fuera el mercurio se desploma, pero es la mejor opción. Si consumes líquidos naturales o fríos como el helado, que tienen un contenido graso alto, hará que este compuesto se mueva lentamente por el sistema digestivo, por lo que se necesitará más energía para poder digerirlo. Esta respuesta biológica, que parece algo negativo, te va a aportar todo lo contrario, ya que hará que tu cuerpo se caliente más.
A pesar de las ideas generalizadas y de lo que has estado haciendo durante toda tu vida, lo cierto es que en la estación estival es mejor tomar bebidas del tiempo o incluso más calientes de lo normal, y en invierno, todo lo contrario. Además, McNaughton afirmó que consumir bebidas frías (no heladas) tiene un efecto positivo para nuestro metabolismo, ya que genera un contraste en nuestro cuerpo que activa nuestros sensores térmicos y nos produce cierto placer.
Como si fueran pocas las razones para tomar bebidas frías en otoño, aún hay más elementos positivos que te harán cambiar la rutina. Los líquidos fríos ayudan a consumir más calorías durante la digestión, es decir, que benefician la pérdida de peso y mejora nuestra rutina alimentaria. Recuerda: para el frío, bebidas frías, y si no llevas muy bien los termómetros gélidos, siempre puedes optar por consumir líquidos a temperatura ambiente.