Desde el inicio de la pandemia, la mayoría de casos de coronavirus registrados en menores o adolescentes han sido de carácter leve. Eso no quiere decir que no haya habido casos graves e incluso muertes, pero la enfermedad afecta de manera más grave a las personas mayores.
Para ver el impacto del coronavirus en los más pequeños han surgido diversos estudios que tratan de demostrar si es cierto que a pesar de pasar el covid de manera leve son más contagiadores que los adultos.
Ahora, un estudio publicado en la revista 'JAMA Pediatrics', confirma que los más pequeños, en especial los menores de tres años, transmiten con mayor facilidad el virus en el interior de sus hogares, más incluso que los propios adolescentes.
El estudio sugiere que este efecto transmisor de los más pequeños se debe a su incapacidad para poder aislarse, ya que requieren de la atención y de los cuidados de su familia. Así, los menores tienen menos posibilidades de contagiarse pero cuando ocurre es más probable que trasmitan el virus a sus convivientes.
El análisis, llevado a cabo por investigadores del Public Health Ontario, se ha creado mediante los registros de casos de coronavirus desde el 1 de junio del pasado 2020 hasta el 31 de diciembre en Ontario. En el 27,3% de los hogares, los menores contagiaron al menos a otro familiar tras dar positivo.
Los adolescentes que desarrollan miocarditis tras recibir la vacuna de Pfizer-BioNTech contra la COVID-19 suelen hacerlo en los seis días siguientes a su segunda dosis, y la mayoría se ven "levemente afectados", según un análisis publicado este martes por la revista 'JAMA Cardiology'.
Esta enfermedad, poco frecuente, se caracteriza por una inflamación del músculo cardíaco que afecta a su capacidad de bombear sangre al organismo.
En este pequeño estudio de 15 adolescentes de entre 12 y 18 años, todos experimentaron dolor torácico en los seis días siguientes a la vacunación contra la COVID-19, mientras que dos tercios tuvieron fiebre y más de la mitad dolor muscular.
Los 15 pacientes del estudio fueron hospitalizados debido a la complicación cardíaca, pero todos fueron dados de alta tras una media de dos días sin necesidad de cuidados intensivos, y sólo uno tuvo síntomas persistentes.
Hasta mediados de julio, casi 9 millones de adolescentes estadounidenses habían recibido al menos una dosis de la vacuna de dos inyecciones, y algo más del 4 por ciento desarrolló miocarditis, según los datos publicados el viernes por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Sin embargo, menos del 1 por ciento de los adolescentes de 12 a 17 años requirieron atención médica en la semana posterior a la recepción de cualquiera de las dos dosis de la vacuna.
Mientras tanto, alrededor de un tercio de los jóvenes que desarrollan una COVID-19 grave experimentarán un síndrome inflamatorio multisistémico, o MIS-C, un trastorno en el que múltiples órganos, incluido el corazón, muestran signos de inflamación, según un estudio publicado en julio por la revista 'Pediatrics'. Los niños con MIS-C relacionado con el coronavirus pueden tardar varios meses en recuperarse.