El baby-led weaning es un método de alimentación a demanda que se puede comenzar a partir de que el bebé cumpla seis meses, se complementa con la lactancia materna o con el biberón, según lo que hasta ese momento hayan elegido los padres del niño. Este método tiene cada vez más adeptos, no paran de sumarse profesionales en pediatría y nutrición infantil que recomiendan esta forma de alimentación, algo que se traduce en las familias que, cada vez con más frecuencia, eligen este método.
Pero, ¿en qué consiste el baby-led weaning y cuáles son sus beneficios? Con esta forma de alimentación el bebé pasa de la leche a los alimentos sólidos. Tradicionalmente se ha concebido que hay necesidad de un paso previo, los alimentos triturados en forma de puré. Sin embargo, el niño al pasar del puré a los alimentos sólidos tiene que sufrir un nuevo cambio, lo que implica una nueva adaptación que en muchas ocasiones le puede provocar un rechazo.
Mariana Aróstegui, bióloga y nutricionista recuerda hoy la famosa imagen de unos padres convirtiendo una cuchara en avión y diciendo “mira, mira, mira para allá y entonces ¡pum! meterle la cuchara” y asegura que “ese tipo de situaciones” podemos evitarlas.
Con el baby-led weaning el bebé come de forma autónoma y aprende a masticar antes que a tragar, algo que no ocurre con el método tradicional y que posteriormente puede crear confusión. En cuanto al riesgo de atragantamiento los pediatras aclaran que el riesgo “no ha aumentado y hay más niños casi en este tipo de alimentación” según nos cuenta la pediatra Elena Fernández.
Otro de los beneficios que ven los expertos es que es más respetuoso con los tiempos del bebé, él es libre de elegir lo que quiere comer, cuándo y además, cuando dejar de comer, ya que uno de los principios del método es no obligar al niño a seguir comiendo cuando quiera dejar de hacerlo. De este principio surgen muchos miedos, una madre cuyo hijo pasó de la leche al sólido directamente nos cuenta que los abuelos del niño les dijeron “que si estaban locos”.
Sin embargo, su hijo se adaptó con mucha facilidad y en la actualidad se sigue alimentando con este método, en el que ella no deja de encontrar ventajas, “descubren texturas, sabores, colores, de uno en uno”.
Dicen los expertos que se evita así que el bebé desarrolle aversiones a texturas y sabores, ya que en el plato se le ponen todos los alimentos y él decide los que comer. El desarrollo psicomotriz también se desarrolla con este método, ya que el niño coge los alimentos directamente con las manos, por lo que mejora su coordinación ojo-mano y la masticación.
Otras de las ventajas que encuentran los expertos: el bebé aprende a regular su apetito ya que desarrolla el control de decidir si está saciado; al comer alimentos frescos y enteros, que tienen que estar cocidos o al horno, se evitan los procesados. Para los padres otro beneficio, el ahorro de tiempo, ya que el bebé puede comer lo mismo que toda la familia y si es a la vez que ellos, más tiempo en familia.