Uno de los grandes temores de cualquier padre o madre es que un atragantamiento de su hijo pueda terminar en algo más que un susto. Lo peor es que es relativamente normal y frecuente que esto ocurra, sobre todo en caso de consumir determinados alimentos que, por su tamaño o forma, se presten más a provocar una situación de riesgo. Es el caso de frutos secos, gominolas o caramelos, espinas de pescado... Si quieres estar preparado para esta situación, ganar en tranquilidad y saber cómo actuar, toma nota de qué debes hacer en caso de atragantamiento en niños.
Un atragantamiento es mucho más frecuente de lo que cabe pensar a simple vista. Nos ocurre incluso a los adultos y resulta mucho más frecuente en niños, especialmente cuando son menores de 5 años. Se trata, de hecho, de una causa muy común de accidentes infantiles. Además, no hay que olvidar que los atragantamientos pueden venir provocados por objetos, y no solo por alimentos: por eso es tan importante que los más pequeños aprendan cuanto antes a no introducir objetos en su boca y que comprendan el peligro que ello conlleva. También que, como adultos, seamos responsables y los alejemos de su alcance.
Así, es muy frecuente atragantarse con frutos secos, gominolas, huesos de pollo, espinas de pescado, monedas, pilas de botón, partes pequeñas de juguetes, canicas, botones… Esta situación suele darse de forma sobrevenida, lo que sin duda provocará que nuestro primer impulso sea nervioso. Es importante evitarlo: cuando seamos conscientes de que algo está impidiendo o dificultando la entrada de aire en las vías respiratorias del niño, deberemos actuar rápidamente pero de forma calmada y precisa, sabiendo de antemano qué camino de primeros auxilios debemos seguir.
En los casos más graves veremos cómo el niño tose o tiene arcadas que tratarán de liberar sus vías respiratorias. Es posible que se lleve las manos al cuello, que no pueda hablar o incluso que sus labios y cara comiencen a ponerse morados. La pérdida de conocimiento también puede ocurrir. En todos los supuestos, hay que conocer a qué escenario concreto nos enfrentamos.
Por último, en el caso de niños muy pequeños (menores de un año), las medidas cambian: si ves el objeto claramente en su boca, extráelo con el dedo en forma de gancho. En caso contrario, coloca al niño sobre tus piernas boca abajo y dale 5 golpes secos en la parte alta de la espalda (entre los omóplatos). Luego dale la vuelta y realiza cinco compresiones en el centro del pecho con dos dedos, debajo de la linea imaginaria que uniría sus pezones. Se deberá repetir esta operación hasta que expulse el objeto. Si empeora o pierde el conocimiento, lo mejor es parar hasta que llegue ayuda.