Anisocitosis: ¿qué es, cuáles son sus causas y qué síntomas provoca?

  • La anisocitosis suele asociarse con casos de anemia y afecta al transporte de oxígeno a todo el cuerpo

  • En estos casos es frecuente que aparezcan síntomas como cansancio, mareos o fatiga

  • La anisocitosis se detecta en las analíticas de rutina y puede ser indicador de enfermedades

Cansancio, mareos, fatiga... Si notas síntomas como estos, es posible que padezcas anisocitosis, o lo que es lo mismo, una alteración en el tamaño de las células con respecto a sus iguales. Aunque puede afectar a todo tipo de células, se asocia normalmente a las sanguíneas y, por tanto, a anemias y otras enfermedades de la sangre. En resultado, en estos casos, suele ser una alteración en el transporte de oxígeno. ¿Qué es la anisocitosis y cuáles son sus causas? ¿De qué forma se trata?

Anisocitosis: qué es y cuáles son sus causas

La anisocitosis indica una alteración en el tamaño de las células, lo que puede ocurrir en patologías de naturaleza displásica (es decir, con presencia de células anormales en un tejido o un órgano) y tumoral. Se puede usar este término para hablar en exclusiva de los cambios de tamaño en los eritrocitos sanguíneos, un tipo de glóbulo sanguíneo (célula de la sangre) que se produce en la médula ósea y que contiene hemoglobina, encargada de transportar oxígeno desde los pulmones hacia el resto del cuerpo.

Normalmente esta circunstancia, que no es una enfermedad en sí misma, va asociada a la presencia de anemia (por ejemplo, por falta de hierro). Por eso, tal y como explican desde Fundación René Quinton, una anisocitosis alta irá acompañada de síntomas como cansancio o fatiga, al entrar en juego el transporte de oxígeno a cada rincón del organismo. Sea cual sea el caso, una anisocitosis alta suele ser indicador de la presencia de una enfermedad. De ahí que se estudie en las analíticas sanguíneas de rutina.

En cuanto al tratamiento de la anisocitosis alta, lo primero es conocer la causa y saber si es reversible, atacándola con el tratamiento indicado en cada caso, si bien en algunas ocasiones no es posible cambiar la morfología de las células. Por ejemplo, en caso de anemia habrá que corregir la alimentación y/o incluir suplementos.

Además, hay que saber que, en el caso de las células sanguíneas, la anisocitosis se clasifica de acuerdo con el tamaño de los glóbulos rojos. Así, nos podemos encontrar con los siguientes tipos de anisocitosis:

  • Anisocitosis con microcitosis. Se relaciona con la falta de hierro y la anemia de células falciformes (con forma de media luna en lugar de redonda). Suele ocurrir que no haya suficientes glóbulos rojos sanos para transportar el oxígeno por todo el cuerpo.
  • Anisocitosis con macrocitosis. Se relaciona con un déficit de folato o de vitamina B12, con la anemia hemolítica autoinmune, con la quimioterapia citotóxica, la enfermedad hepática crónica o el síndrome mielodisplásico.

Especialmente en caso de macrocitosis, es importante tratar de identificar cuál es el problema subyacente: puede tratarse de insuficiencia de vitamina B-12, deficiencia de folato, enfermedad del hígado, alcoholismo, hipotiroidismo...

También puede tratarse de un efecto secundario de determinados medicamentos, como los que se usan para tratar el cáncer, las convulsiones y los trastornos autoinmunitarios. Otras posibles causas son una mayor producción de glóbulos rojos por parte de la médula ósea para corregir la anemia (por ejemplo, después de perder sangre) o un cáncer de médula ósea subyacente llamado síndrome mielodisplásico.