El inicio de la polinización de gramíneas coincidió con el alivio de las medidas de confinamiento. Las salidas a la calle para pasear y hacer deporte han propiciado un repunte de las consultas por la agudización de síntomas en los alérgicos, que afrontan una temporada atípica marcada por la desescalada.
El polen de las gramíneas y del olivo se extiende generalmente hasta finales de junio o principios de julio, por lo que los alérgicos seguirán teniendo afectación hasta la llegada de la "nueva normalidad", vaticina en una entrevista con Efe el doctor David Baquero, miembro de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
Este año, en general, se espera una polinización de gramíneas y olivo más intensa que en 2019 y los alérgicos se han expuesto de forma brusca al polen a principios de mayo, después de mes y medio de confinamiento.
Un periodo en el que los alergólogos han tenido menos consultas por síntomas de rinoconjuntivitis y asma alérgico, asegura el doctor Baquero, quien, no obstante, precisa que el encierro en casa ha hecho aumentar la exposición a alérgenos de interior, como epitelio de animales, ácaros y esporas de hongos.
Pero la alergia al polen es la más común y la primavera es la época más crítica para los que la padecen. El confinamiento ha beneficiado a algunos de ellos, a los alérgicos al polen de plátano de sombra, ya que su polinización este año comenzó el 15 de marzo, coincidiendo con la declaración del estado de alarma y las restricciones a la movilidad.
Para ellos el confinamiento puede haber actuado de "protector", ya que al no haberse expuesto tanto a ese polen, la mucosa está menos inflamada, y en caso de ser alérgicos también a las gramíneas o al olivo, "pueden responder de una forma menos intensa", señala. "Pero van a tener síntomas sí o sí con el aumento de las salidas a la calle", advierte el doctor Baquero.
Otro aspecto a tener en cuenta este año es la disminución de los niveles de contaminación consecuencia de la menor movilidad. Numerosos estudios señalan que ésta ejerce un efecto negativo sobre la alergia por varios motivos.
En primer lugar, porque actúa como un irritante de la vía aérea, en personas que ya de por sí tienen la mucosa inflamada, y prolonga el proceso.
Por otro lado, la contaminación "agrede" a las plantas y árboles haciendo que desarrollen una proteína de defensa que convierte el polen es un alérgeno más agresivo.
Este es el motivo por el que muchos alérgicos que viven en el campo rodeados de naturaleza tienen menos síntomas que los que habitan en grandes ciudades.
El doctor Baquero pone el ejemplo de la zona de la A-6 en Madrid, donde se ha comprobado que la arizónica es mucho más alergénica que en otras áreas no cercanas a la autopista.
El uso obligatorio de mascarillas desde este jueves para salir a la calle cuando no se pueda guardar el distanciamiento social de dos metros puede beneficiar a las personas que tienen alergia, dependiendo el tipo que utilicen.
El doctor Baquero advierte de que las quirúrgicas, que son las más usadas por la población, no son útiles para estas personas porque no filtran el aire y recomienda las FFP2 o FFP3.
Éstas cubren nariz y boca filtrando el aire que se inhala y retienen las partículas que se encuentran en el aire que se respira. Reducen hasta un 80 % las partículas de pólenes y polvo en aire inhalado.
Con la crisis del coronavirus los alergólogos también han recibido consultas de pacientes que tenían dudas sobre si podían tener el Covid-19. Y es que algunos de los síntomas se pueden confundir.
Uno de los síntomas que los diferencia es la fiebre. La alergia al polen -explica el doctor Baquero- no suele cursar con fiebre casi nunca, salvo que se lleven muchos días sin tratamiento y se complique con una sinusitis aguda.
Síntomas parecidos son la conjuntivitis o la rinorrea (secreción nasal), aunque en la alergia suele ser blanquecino y el coronavirus "puede comenzar así pero termina siendo más denso".
Ante las dudas y para no saturar los servicios de salud y evitar nuevos contagios, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) emitió un comunicado a mediados de marzo en el que pedía a los alérgicos que siguieran las recomendaciones generales del Ministerio de Sanidad.