El uso obligatorio de mascarillas en las calles, cuando no es posible garantizar la distancia de seguridad de dos metros, y en espacios cerrados, entra en vigor este jueves. El Ministerio de Sanidad ha publicado esta mañana en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la obligatoriedad de su uso, "mediante la presente orden se dispone, con carácter general, el uso obligatorio de mascarillas en personas de seis años en adelante en la vía pública, en espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público, siempre que no sea posible mantener una distancia de seguridad interpersonal de al menos dos metros, siendo recomendable su uso para la población infantil de entre tres y cinco años".
El Gobierno ha establecido las circunstancias que regulará su utilización para la protección del virus con ciertas excepciones, tal y como se indican el BOE.
"Se excepcionan de esta obligación a aquellas personas que presenten algún tipo de dificultad respiratoria que pueda verse agravada por la utilización de la mascarilla y a aquellas cuyo uso se encuentre contraindicado por motivos de salud o discapacidad. Asimismo, su uso no será exigible en el desarrollo de actividades que resulten incompatibles, tales como la ingesta de alimentos y bebidas, así como en circunstancias en las que exista una causa de fuerza mayor o situación de necesidad. Lo previsto en esta orden debe entenderse sin perjuicio de la necesidad."
Las personas que salen a hacer ejercicio en bici o corren están exentas del uso de mascarilla. Aunque la orden no especifica todas las "actividades incompatibles", ir en bici y correr se incluirían entre ellas, según las mismas fuentes, que señalan que también están exentas todas aquellas actividades deportivas al aire libre que requieran tal esfuerzo que dificulten la respiración. Asimismo, quedan fuera de la obligación las personas con alguna dificultad respiratoria o en las que esté contraindicado su uso por motivos de salud o discapacidad, en tanto que son recomendables para los niños de entre 3 y 5 años
Hasta la hecha el uso de mascarillas era únicamente obligatorio en el transporte público. Ahora, el Gobierno ha dado un paso más vinculado a la decisión de exigir su uso obligatorio en la calle y en aquellos espacios en los que no se pueda guardar la distancia mínima de seguridad. De cara a la desescalada esta decisión se toma como una medida de "precaución" tal y como reconocía Salvador Illa.
En las terrazas ya se puede ver a camareros enmascarados y la mascarilla se ha vuelto parte de su uniforme para evitar el contagio por coronavirus. Ahora son los cientes los que deben hacer uso de ellas si no se mantienen los dos metros de seguridad.
En los comercios pequeños o a la hora de realizar la compra en los supermercados también se tendrá que llevar de manera obligatoria esta medida de protección, ya que no siempre es fácil guardar la distancia de seguridad. Son muchos lugares, centros de trabajo, en los que mantener esta distancia se convierte en una tarea difícil.
Aún así, el uso de mascarillas ya se había disparado incluso antes de que el Gobierno impulsara esta nueva medida. Aunque aún no se aconsejaba en espacios cerrados, los ciudadanos se acostumbraron a las mascarillas prácticamente desde el comienzo del estado de alarma y el confinamiento, y ya se ha convertido en algo cotidiano, y seguirá siéndolo, también cuando se regrese al turismo activo.
Las mascarillas quirúrgicas e higiénicas, las más recomendables para la población, tienen una vida útil de entre 4 y 8 horas y, a la hora de conservarlas para un segundo uso, deben guardarse en una bolsa transpirable o un sobre de papel, pero nunca en el bolso o bolsillo, ya que son un vector de contaminación.
Así lo recomiendan la Organización Colegial de Enfermería y el Área de Enfermería de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Respiratoria (SEPAR), que han publicado una infografía y un vídeo animado con los principales consejos para hacer un buen uso de las mascarillas. Recuerdan que las mascarillas quirúrgicas e higiénicas protegen a los demás a través de lo que se denomina una protección comunitaria, y su vida media útil está entre cuatro y ocho horas.
Advierten de que no es recomendable llevar puesta una mascarilla de manera continuada más de seis horas seguidas porque la humedad que pueden captar hace que pierda eficacia.
Al quitarla, si no se ha cumplido este tiempo, es importante no guardarla en el bolso o en un bolsillo porque la mascarilla es un vehículo de transmisión, de contaminación. Por eso, recomiendan llevarla en una bolsa transpirable, como un sobre de papel, sabiendo que la parte limpia es la interna, la que llevamos pegada a la cara, y la parte sucia es la parte externa, que no debemos tocar.
La mascarilla debe cubrir la boca, la nariz y la barbilla y todo lo que no sea llevarla así -como ponerla por debajo de la nariz, en la barbilla o en la frente- es un mal uso de este elemento de protección. Además, es muy importante saber que no debemos quitarnos la mascarilla para hablar, toser o estornudar.
El presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, avisa de que utilizar mal las mascarillas aumenta el riesgo de contagio de la COVID-19, pues la superficie externa de la mascarilla se considera un vehículo de transmisión y nos podemos contagiar. También genera una falsa sensación de seguridad en quien la usa, por lo que se olvidan medidas de prevención que siguen siendo fundamentales como son mantener la distancia de seguridad de dos metros y el lavado frecuente de manos.
Por su parte, el coordinador del Área de Enfermería de SEPAR, David Díaz-Pérez, afirma que "en una población no entrenada en el manejo de este tipo dispositivos, la obligatoriedad de su uso debe ir acompañada de formación a la población general que debemos hacer también los profesionales sanitarios".
Ante esta aprobación del uso obligatorio de mascarillas en espacios públicos cerrados y en espacios públicos abiertos, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) considera que deben fijarse precios máximos para todas las categorías, no solo para las quirúrgicas. Debe considerarse algún tipo de ayuda para su adquisición a los usuarios económicamente más vulnerables.
Una familia con dos niños que necesite mascarillas todos los días podría tener que pagar alrededor de 110 euros al mes por ellas, siempre y cuando encontrasen modelos quirúrgicos infantiles, una tarea casi imposible a día de hoy. Si además uno de los miembros sufriera un problema de salud por el cual necesitase mascarillas FFP2, el coste final ascendería a 266 euros al mes, ya que tampoco se encuentran modelos reutilizables y su precio medio a día de hoy es de 6 euros la unidad.
Por ello OCU urge a las autoridades sanitarias para que aseguren el necesario abastecimiento de mascarillas infantiles en las farmacias, idealmente de tipo quirúrgico o higiénico.