Las borrascas que nos han visitado en invierno, con lluvia y nieve, podrían favorecer una primavera "un poco más explosiva" para las alergias, aunque todavía es pronto para la aparición de las gramíneas, que florecen a partir de este mes de marzo y son uno de los pólenes más frecuentes.
Así lo asegura en una entrevista con EFE Juan José Liñana Santafé, presidente de la Asociación Valenciana de Alergología e Inmunología Clínica, quien destaca que el uso de mascarilla, que frena una exposición tan directa al polen, ha permitido a los alérgicos notar menos síntomas durante la pandemia.
En estos momentos es el polen del ciprés o de plantas como la arizónica, que suelen llegar en enero y febrero, el que supone la principal causa de las alergias, según Liñana.
La alergia al polen de cipreses y arizónicas, que antes "apenas se veía" en consulta, subraya, es ahora la cuarta en comunidades como la Valenciana, tras la alergia al polen de las gramíneas, del olivo y de la parietaria.
Es a partir de este mes de marzo cuando prolifera el polen de las gramíneas y la parietaria, una mala hierba típica de la zona del Mediterráneo, donde, como en otros puntos de España, en las últimas semanas se han registrado varias borrascas, algunas acompañadas de nieve y precipitaciones.
"Es cierto que este año ha llovido mucho y ha nevado, y la nieve se convierte en agua, y eso puede favorecer luego una primavera un poco más explosiva, siempre y cuando antes de que vayan a aflorar no haya una helada o algún otro problema meteorológico importante", advierte el alergólogo.
No obstante, matiza que aún es "un poco pronto para tener claros los datos de cómo será la primavera" en lo que se refiere a las alergias.
Aunque la tos es un síntoma tanto de alergia como de covid-19, el especialista en Alergología del Hospital de La Ribera, en Alzira (Valencia), explica que la alergia al polen no genera síntomas relacionados directamente con coronavirus como fiebre, malestar general, diarrea y dolores musculares, además de la pérdida de los sentidos del olfato y del gusto.
"Tener esos síntomas te está indicando que hay un proceso infeccioso", señala Liñana, que añade que una alergia "da picor de nariz, de ojos, de garganta y de bronquios que se traduce en la tos, pero normalmente no se tiene fiebre".
"Todo el mundo se debería vacunar contra la covid-19, porque es la única forma de parar esta enfermedad", subraya el alergólogo, quien admite que en este sentido la gente "está confusa".
Según explica, las personas con una alergia respiratoria al polen, al polvo o a algún animal o alergias alimentarias "a nivel de vacunación son iguales que los que no son alérgicos, en principio no tienen ningún problema ni contraindicación".
En el caso de pacientes que se vacunan de forma mensual para tratar su alergia, la única precaución que deben tomar es ponerse la vacuna contra la covid-19 cuando le toque con una semana de separación.
Los únicos casos más problemáticos son los de pacientes con alergias a medicamentos. "Las pocas reacciones más severas" que ha habido con las vacunas ha sido en estas personas, "pero son muy esporádicas y controladas", afirma.
En este sentido, señala que antes de administrar la vacuna contra el coronavirus se debería preguntar al paciente si tiene alergia a algún medicamento o hacerle un estudio previo.